Capítulo 39

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Kasdeya

Era el día.

Estaba muy emocionada.

El vestido se me adhería a la perfección y el velo se extendía hasta donde llegaba la cola, la imagen en el espejo era de una joven llena de felicidad. Estaba emocionada y muy feliz, hubiera sido mucho mejor si tuviera a mi madre en este momento para ver como me casaba por cuenta propia con alguien que había conquistado mi corazón.

También quisiera ver la cara de mi padre y que descubriera que si existía alguien que no fuera un obsesivo con ansias de poder como creía que eran los pocos hombres que no habían huido por mi veneno y se me habían acercado. Y había tenido razón, pero no estaba lista para esa conversación.

- Pareces muy feliz.- Caliope entró a la habitación con un vestido ceremonial azul oscuro, la corona sobre su cabeza resaltaba con los rayos solares, caminó con gracilidad hasta mi lado pero sonrió con calidez.- Eso me alegra, la felicidad puede ser efímera, pero espero sinceramente que la suya sea eterna.

Me incliné hacía ella, sintiendo un nudo en la garganta por los nervios. 

- Muchas gracias, reina Caliope. Me ha enseñado tantas cosas, estoy muy agradecida.- Realmente lo estaba, me había cambiado por completo la perspectiva sobre como tratar con una monarquía tan problemática y no dejar espacio para la corrupción por el bien del pueblo. Había crecido tanto en mi propia burbuja dentro del palacio que no era consiente de las reales necesidades de una población y como una mala administración podía llevar al declive de la seguridad y estilo de vida de toda una raza. El rey Maxwell también me había enseñado con  su propia experiencia pero con nuestra raza y había diferencias notables culturales que debía tomar en cuenta a la hora de tomar decisiones. Ambos me habían acogido sin prejuicios y compartido sus conocimientos, eran realmente personas extraordinarias que me hubiera gustado tener el tiempo de haberlos conocido más en mi actualidad. 

Mi padre nunca tenía tiempo, estaba demasiado ocupado persiguiendo el poder y metiéndose con el tiempo como para prestarme algo de atención. Había aprendido sobre como ser princesa heredera de los tutores y a pelear gracias a mi abuelo, quien siempre me recibía con los brazos abiertos, pensé que era suficiente, que haría bien mi trabajo... hasta que vi a Malek haciendo mucho mejor trabajo que yo. Entonces comprendí que yo había sido un chiste. No había hecho nada más que sentarme en mi miseria personal sobre no querer responsabilidades y esperar que la corona viniera sola hacía mi.

No sabía cuando volvería a mi tiempo y ya no me preocupaba, pero en este momento no pensaba huir de ninguna responsabilidad, sería la mejor princesa heredera para que Malek no se sintiera decepcionado de mi.

- No es necesario que me agradezcas, lo eh hecho de corazón. Ya tenías buenas habilidades para tener autoridad, solo necesitabas pulir unas cuantas cosas.- Contestó, abrió una caja que llevaba una de las sirvientas que contenía una tiara con preciosas esmeraldas.- Ahora serás oficialmente la princesa heredera del reino de las hadas.- La colocó sobre mi cabeza, sonreí sin poder hablar por la emoción, meses antes me había preguntado por mi color favorito y me entregaba una tiara con joyas de ese color, no pude evitar abrazarla.

- Gracias, de verdad.- Susurré.

Escuchamos el ruido de la música que anunciaba teníamos que salir, la reina me ofreció su brazo, lo tomé y salimos de la habitación hacía los pasillos, no hablamos pero Caliope me ofrecía la mayor tranquilidad que podía hasta que cruzamos a la sala de ceremonias. Malek ya estaba ahí con un traje color negro y una sonrisa sincera en su rostro. Las lagrimas se deslizaron solas por mis mejillas mientras caminaba, no podía explicar con exactitud lo feliz que me sentía, cuando llegué al final Malek sostuvo mis brazos y luego llevó sus manos hacía mis mejillas, limpiándolas. 

Villanos (La guerra eterna parte III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora