Maxwell
Maxell ya tenía más de cinco minutos riendo.
Apreté los labios con vergüenza, bajé la cabeza sentado y apretando con fuerza el vestido.
Caliope y yo tuvimos la mala suerte de encontrarnos con una bruja que odiaba a los vampiros y nos maldijo, por un instante pensé que moriríamos, pero esto era mucho peor. Levanté la vista hacia mi costado, dónde la princesa me miraba con mi rostro y se removía en su asiento con unas maneras tan femeninas que Maxell aumentó su risa.
Alyandra también se cubría la boca discretamente, sus dos hermanos mayores se habían marchado con los hombros sacudiéndose violentamente. Me agarré la cabeza, ¿Por qué tenía que pasar esto?
Después de lo que me pareció una eternidad, Maxwell recobró el aliento y habló.
- ¿Están seguros de qué no ofendieron a la bruja? - Inquirió.
Sacudí la cabeza.
- Solo estábamos peleando y de repente apareció y comenzó a insultar a Max al identificarlo como un vampiro, lo defendí. Creo que se enojó más por eso y entonces...- Se señaló a sí misma en mi cuerpo.- En ese momento no pasó nada, pero al despertar hoy las cosas estaban así.
- Justo ahora las relaciones entre brujas y vampiros no son buenas.- Dijo.- No creo que encontremos a alguna que acceda a devolverlos a la normalidad. Se detuvo para mirar brevemente a su hija.- ¿No conoces quien podría, Alyandra?
Alyandra suspiró y asintió.
- Si, es un brujo que podría ayudar... Pero aparece cuando quiere, podríamos esperarlo.- Se encogió de hombros.- Es la única opción.
- ¿Tengo que estar en este cuerpo de manera indefinida?- Sacudí la cabeza.- No.
- No creo que tengas opción.- Dijo Maxell con una sonrisa.- Te avisaremos cuando se encuentre aquí, mientras podrías comenzar a leer libros de etiqueta femenina, creo que podrías comenzar por la manera de sentarte.- Sugirió a mi postura con las piernas abiertas como normalmente lo hacía en mi propio cuerpo, las cerré sintiendo como mis mejillas se calentaban. Caliope tenía una mano en la frente, tratando de encontrar paciencia.
Entorné mis ojos hacía él, para tener el título de gran duque, normalmente pasaba tiempo alejado de la nobleza. Estaba notablemente relajado, como solo demostraba conmigo como miembro de la familia real.
Maxell Arcorth fue la primera persona en ofrecerme una oportunidad. Tenía cinco años de edad la primera vez que le había visto asistir al palacio, me había visto ocultarme entre las sombras y me preguntó mi nombre, pero yo no pude responder esa pregunta, porque desde mi nacimiento no se me había dado un nombre. Fui alimentado al principio de mi nacimiento hasta los dos años por las sirvientas de mi madre para después ser abandonado. La reina se refería a mi como niño, maldito, estúpido... Pero mis labios no podían articular esas palabras bien, así que solo las había tartamudeado hacía el duque, quien frunció el ceño y decidió darme un nombre.
- A partir de hoy te llamarás Maxwell Arcorth.- Fueron las palabras que me había dicho antes de marcharse, recuerdo haberlas repetido todo el día hasta que quedaron grabadas en mi mente.
El nombre de Lucius lo había elegido la esposa de Maxell tiempo después de que le regañara por no haberse pensado mejor mi nombre que agregarle una "w" al suyo y así había quedado al final el principio de mi identidad como el tercer príncipe. Hablar correctamente, etiqueta, el manejo de la espada, todo eso me lo había enseñado el gran duque. Estaba agradecido de haber sido acogido en su familia y sentir su calidez, Caliope también había sido agregada por Alyandra al tomarla como su discípula.
ESTÁS LEYENDO
Villanos (La guerra eterna parte III)
FantasyCulpables. La historia siempre buscará culpables. Maxwell lucius Arscorth se convirtió en el rey de los vampiros, sentándose en un trono construido en sangre e iniciando una cadena de muertes sin sentido, tiranía y traiciones. Caliope Montefher Vari...