Capítulo 29

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Caliope

- Me ha llamado, su alt... su majestad.- Cayden se inclinó con los modales que debía presentar ante un rey.

- De rodillas.- Ordené. Mi caballero miró hacía arriba encontrándose con mi mirada, sus ojos eran feroces, estaba molesto. No me importaba.- No me hagas repetirlo de nuevo.- Dije bajando la voz, me quité la corona de la cabeza y la balanceé en mi mano. 

Cayden se puso de rodillas, pero sus puños estaban fuertemente apretados a sus costados. Me puse de pie y dejé la corona junto con mi velo en el asiento. Bajé los escalones y me arrodillé a su lado, acerqué mi mano hacía la suya sin atreverme a tocarlo, pero aún así el retrocedió la suya a su vez. Me mordí el labio, pero quería intentarlo una última vez. Si dejaba por un segundo que mi vulnerabilidad tomara lugar y me arriesgaba... Sabía que estaba siendo una tonta, pero aún así abrí mis labios.

- ¿Tanto te perturba la idea de tocarme? - Susurré.

- Pertenece a otro hombre, su majestad. Por favor, controle sus deseos.- Dijo con la mirada vacía, sacudí la cabeza.

- Pero, realmente Max no...- Mis palabras fueron interrumpidas. 

- Caliope.- Sonrió con burla, dirigiéndose a mi sin títulos ni respeto alguno, su tono estaba cubierto solo de desdén y asco.- El único valor que tenías lo has desperdiciado en tu mejor amigo, no trates de pretender que todavía significo algo para ti. 

Guardé silencio. Cayden había terminado de matar la última oportunidad que me había dado a mi misma de vacilar sobre mi camino como reina y también, destrozado la esperanza que había guardado en mi corazón. Sinceramente le agradecí, porque ahora estaba dispuesta a tratarlo como él quería que fuera: un súbdito más. Me incorporé y despojé mi voz de cualquier emoción restante. 

- Espero que te guste estar arrodillado, Cayden Enoch Eckhart.- Dije con la mirada fija en la puerta.- Porque a partir de este momento pasarás el resto de tu vida a mis pies. Cada vez que aparezcas frente a mi te quiero de rodillas y no tienes el derecho a volver a llamarme por mi nombre, soy "su majestad" y "mi reina" para ti. Mi palabra será la nueva ley de tu conciencia y si no la cumples prepárate para las consecuencias.- Baje mi voz aún más, pero sabía que me escucharía.- Si te ordeno morir tomarás tu espada y cortarás tu garganta por mi y si te ordeno ser mi perro sacudirás tu trasero a mi mando, ¿Has entendido?

Cayden no contestó, pero no lo necesitaba, la manera en que apretaba la mandíbula dejaba muy en claro que comprendía el mensaje. Lo dejé ahí sin orden de levantarse y salí de la sala. Maldita sea, sabía que había perdido el único valor que tenía como mujer para poder casarme, pero que me lo dijera así, como si de verdad yo nunca le hubiera importado, como si solo por eso yo fuera una mujer que podía tirar... Me abracé a mi misma dejando caer mis lagrimas. ¿Cómo había llegado a este punto? Me sentí humillada y descartada por sus palabras y quise hacer lo mismo, quería demostrarle que a pesar de que a sus ojos no tenía ningún valor, aún así lo podía sobajar y someter a mi antojo, quería que pensara dos veces antes de volver a hacerme sentir como esa yo que no pudo defenderse de las garras de su propio padre. Me miré las manos, ni siquiera pude tocarlo, me provocaba terror la idea. Sacudí la cabeza y me limpié las lagrimas, no necesitaba amor.

  Fui al estudio del antiguo rey y abrí la puerta, Max ya estaba ahí clasificando toda la documentación como loco, ni siquiera se había cambiado la ropa de gala. Fui a su lado y me dejé manejar cuando me sentó en el escritorio y comenzó a hablar.

- Esto es mucho peor de lo que creíamos.- Señaló una pila de hojas en el suelo.- Eso habla del factor militar del reino y ningún numero concuerda, es una salida de dinero sin control a nombre de los generales, parece que hay un serio problema de corrupción.- Fruncí el ceño cuando señaló otra pila y solo dijo una cuantas palabras.- Y esto... es la economía inexistente. 

Villanos (La guerra eterna parte III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora