Epilogo

223 21 16
                                    

VALYRIA

No.

No podía ir en contra de mi propio hijo.

- ¡VALYRIA! ¡AHORA! - el grito de Maxell taladraba mis oídos, pero solo pude sacudir la cabeza desesperada. 

No podía terminar el hechizo porque si funcionaba y sellábamos a Cedrick, había una posibilidad de que muriera y yo no podía hacerlo. Era mi único hijo, lo que más apreciaba en el mundo. Las lágrimas recorrieron mis mejillas.

- ¡VALYRIA! -Escuché el gritó de Lucinda.- ¡No lo hagas! ¡No lo selles, no a él! - La desesperación era casi tan intensa en su voz como la que yo sentía.

- ¡VALYRIA! ¡AHORA! SI NO LO SELLAMOS, ESTÁ SERÁ NUESTRA ÚLTIMA OPORTUNIDAD.- La voz de Maxell era fuerte por encima de la tormenta que trataba de arrasar con todo, solo mi poder me mantenía anclada al suelo y el poco tiempo para acabar con el fin del mundo. Mi ropa estaba empapada y casi no podía respirar por la tormenta de agua mezclada con hielo a mi alrededor, casi no era visible el demonio a varios metros de mi que usaba su poder para destruir todo a su paso y lo peor de todo era que ese monstruo era mi hijo, Cedrick Arscorth. 

Maxell, Aiden, Aaron, Johan, Kelian, Aryan y Eros estaban tratando de detenerlo combatiendo cuerpo a cuerpo, pero ni siquiera entre ellos nueve podían contra Cedrick, los enfrentaba con una rapidez que apenas me hacía captar algunas imágenes. Aiden usaba el fuego que perseguía al agua para agotarla, pero solo empeoraba el evento catastrófico de la naturaleza. 

Era el momento en que debía actuar o todo el esfuerzo que hacían para distraerlo sería en vano. Sabía lo que debía hacer pero mis manos temblaban de manera incontrolable, mi cuerpo no se movía y mis labios no eran capaces de terminar con él. Caí en el suelo de rodillas, sacudí la cabeza.

- No puedo.- Susurré.- No puedo.- Por primera vez en mi vida no tenía fuerza ni voluntad, prefería morir junto con el mundo antes que dañarlo.- Lo siento, lo siento...- El hechizo se desactivó y una explosión de poder golpeó a todos los que peleaban cerca de Cedrick, dejándolos fuera de juego.

Todo era mi culpa.

Era una inútil. 

Lucinda corrió hacía Cedrick, tratando de detenerlo de acabar con ellos, pero él ya no era Cedrick, levantó su espada para acabar con la vida de la mujer que amaba. Me puse de pie y traté de correr para evitarlo, pero estaba demasiado lejos. No llegaría.

Escuché un choqué de espadas, era Erica Eckhart quien había bloqueado el ataque en el último momento para salvar la vida de su hermana. Estaba agotada por que apenas y se estaba recuperando de la paliza que le había puesto Cedrick momentos antes, pero como no había nadie más de pie que ella, sacó la fuerza suficiente para hacerle frente. Intercambiaron unos cuantos ataques antes de que ella fallara y Cedrick cortara los tendones en sus piernas, ella cayó con un grito de dolor.

- ¿Es todo lo que tienes? .- Se burló mi hijo con una sonrisa llena de sed por la muerte, estaba completamente consumido por el libro de las maldiciones y ni siquiera parecía recordar a nadie, quería matar y lo haría, no le importaba el resto.

- Solo tenía que ganar tiempo.- Dijo Erica escupiendo sangre a su costado.

- ¿Tiempo para qué? Ya han perdido.- Me miró con indiferencia y después sonrió.- Sus inútiles sentimientos ya me dieron la victoria.- Volvió a levantar su espada.- Si me haces el favor de gritar mucho, para que te escuchen mientras acabo contigo, sería música para mis oídos.

Él ni siquiera tuvo tiempo antes de que el suelo se lo tragara y luego lo escupiera varios metros más allá, manteniendo a salvo a la gemela mayor. De repente vi aparecer a una mujer pelirroja que caminó desde detrás de mi hasta donde estaba Erica, tomó el arma de la gemela y la balanceó en lo que Cedrick se ponía de pie.

Villanos (La guerra eterna parte III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora