Maxwell
- Estamos en guerra.- Las palabras de mi padre se elevaron sobre nuestras cabezas.
La cena familiar era un evento que prácticamente nunca se daba, pero esta vez el rey había solicitado a todos nuestra presencia, acompañado de una amenaza sobre lo que pasaría si no nos presentábamos. Miré con aburrimiento mi copa de sangre, me sabía a tierra.
- ¿Contra quienes, padre? - Lucas, mi hermano mayor y el príncipe heredero sonrió, sus ojos verdes se encontraban satisfechos, su posición le permitiría estar libre del campo de batalla y solo se colgaría los triunfos al cuello cuando le convinieran.
- La familia Penwhite se ha rebelado en contra de la monarquía y consiguieron algunos aliados problemáticos en el camino.- Declaró como si no fuera nada, pero la familia Penwhite tenía todo el territorio del sur, su fuerza y capacidad de sus miembros no debería ser tan fácilmente descartado. De igual manera, la noticia era extraña, ¿No eran los Penwhite los mas leales al imperio?
Permanecí en silencio observando la cara de Bek, mi segundo hermano, sus ojos tenía culpa. Me llevé la mano a la barbilla, seguramente él había causado todo este problema.
- Siempre fueron unos orgullosos, ¡Aplastémoslos! - Dijo Bek con entusiasmo. Lyesel, mi hermana mayor saltó a su lado ante el sonido de su voz.
Mi padre miró a Bek con molestia.
- Tu comandarás el ejercito en contra de ellos.- El rey dijo, causando una reacción inmediata.
- ¡Pero padre! - Exclamó Bek, repentinamente en pánico por la noticia. Apenas y sabia manejar una espada, siempre escondiéndose detrás de la figura de Damian Arscorth.- ¡No puedo ir a la guerra!
- A mi me parece bastante justo.- Dijo Lucas con burla.- Deberías responsabilizarte por haber violado a la única hija de los Penwhite.
- ¡Tu fuiste el primero! - Bek le apuntó con un dedo.
- ¡Yo soy el príncipe heredero! - Contraatacó Lucas.
Toda esta conversación me estaba dando asco.
Mi madre se puso de pie para ir al lado de mi padre y arrodillarse a sus pies.
- ¡Por favor, su majestad! No mande a Bek a la guerra. - Le suplicó. Dejando muy en claro quién era su hijo preferido. El rey le dio una patada y se puso de pie.
- Eso no está a discusión. Y tú.- Me apuntó.- También irás y si no recibo la cabeza del duque de Penwhite, rodará la tuya.- Después de su amenaza salió con mi madre detrás de él suplicando por mi hermano mayor. El príncipe heredero también se levantó y se fue con una sonrisa.
Bek se levantó y tomó a Lyesel del cabello para luego golpearla con fuerza en la mejilla, desquitando su coraje con el ser más inofensivo que estaba a su alcance. Escuché su llanto y sus suplicas para que se detuviera.
Entré en la cabeza de Bek Ascorth y lo mandé a dormir. Era demasiado tonto como para protegerse adecuadamente del control mental. Me puse de pie apretando los puños.
Estaba molesto. ¿Por qué tenía que matar por culpa de mis incompetentes hermanos? Cada quien era preso de sus propias debilidades, pero en la familia real... solo eran monstruos insignificantes de deseo y poder, sin control sobre si mismos. Ahora estallaría la guerra porque mis hermanos mayores no sabían controlar sus más bajas necesidades y por su misma incompetencia tenía que sobrevivir por mis propios medios acabando con una familia inocente que solo quería proteger a los suyos. ¿Lo peor de todo? Que de nuevo me correspondía quedarme callado y cumplir con sus ordenes. Solo tenía que aguantar lo suficiente, una vez uno de mis estúpidos hermanos heredara, podría desaparecer entre los humanos.
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Villanos (La guerra eterna parte III)
FantasyCulpables. La historia siempre buscará culpables. Maxwell lucius Arscorth se convirtió en el rey de los vampiros, sentándose en un trono construido en sangre e iniciando una cadena de muertes sin sentido, tiranía y traiciones. Caliope Montefher Vari...