Arista
- No me mires así.- El príncipe Aiden desvió su mirada hacía la ventana del carruaje.
Seguí mirándolo de mala manera pero sin decir nada.
- No podías llevarte tantas cosas. - Se justificó.- Reemplazaré lo que no pudiste traer contigo.
El príncipe Aiden me había visto salir con tres maletas de mi dormitorio y solo me permitió llevar una, por lo cual estaba molesta, no es que fuera materialista, pero solo una de esas maletas eran mis libros para seguir estudiando en el palacio. Solo fui capaz de traer cinco vestidos, dos pares de zapatos y artículos muy básicos, así que me sentí muy molesta, porque de inmediato me había quitado la oportunidad de continuar siendo yo. Ahora solo podía escuchar las nuevas reglas que sonaban como grilletes sobre mis muñecas.
- Las prendas de vestir que llevas solo podrás usarlas cuando salgas de palacio, en tu habitación encontraras el nuevo vestuario que es acorde al código dentro y los accesorios a juego. Tendrás a una persona que te ayudara a vestirte, te servirá y acompañará en todo momento.- Abrí mis labios para protestar, pero de inmediato me detuvo.- En todo momento, señorita Schevert, eso no está a discusión.
- Es muy autoritario, príncipe.- Murmuré.
- Soy suave si se me compara con mi padre, señorita Schevert. - Contestó. Su comentario me hizo preguntarme sobre el temperamento del rey. Junté mis manos sobre mi regazo y me decidí a preguntarle, después de todo, sería su nueva concubina.
- ¿Cómo es la personalidad del rey? - Mi voz sonó clara, el príncipe me lanzó una breve mirada antes de responder sosteniendo su barbilla, su cabello rubio era encantador, me daban ganas de revolverlo como si fuera un niño pequeño, pero eso sería muy inapropiado, así que dejé de ponerle atención.
- Es una persona muy reservaba, no creo que tengas muchas interacciones con él.- Contestó.
Asentí.
- Al menos no tuvo problemas para proponerle ser su concubina.- Murmuré, señal de que no le preocupaba en absoluto para revisar quien era yo antes de darle su aprobación al príncipe.
- Si, no hubo inconveniente...- El príncipe se llevó las manos a la nuca, de repente, parecía incomodo. Extraño.- El rey ha decidido que no es necesario realizar las presentaciones usuales al entrar al palacio, por lo que tendrá más tiempo para desempacar y prepararse para la cena de esta noche.
- ¿La cena de esta noche? - Pregunté.
El príncipe asintió.
- Me tomé la libertad de acomodarme en tu tiempo para la cena y llevarte a un paseo nocturno por los jardines, tal vez encuentres algún recuerdo.
Pensé en ello, no estaría mal cenar con el príncipe, así también podía resolver algunas de mis dudas si llegaban a surgir en el tiempo que pasaba sola en el palacio. El carruaje se detuvo y el príncipe salió primero para ayudarme a bajar, tomé su mano y puse los pies sobre la tierra. De niña había imaginado todo tipo de historias románticas sobre la familia real y el palacio, pero ahora que lo veía de cerca en su inmensidad y pulcritud me pareció aterrador. En vez de pensar en bonitas historias, solo aquellas escalofriantes, llenas de sangre y muerte inundaban mi cabeza. Una parte de mi quiso huir casi de inmediato.
Había una alfombra azul que se extendía hasta la entrada, di unos pasos de manera vacilante solo unos centímetros detrás del príncipe. Las puertas eran de cristal grueso y al atravesarlas me invadió un pequeño escalofrío. La recepción era muy impersonal, el príncipe se detuvo por unos segundos mirándome atentamente, sacudí la cabeza, realmente no me daba ningún sentimiento de nada.
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Villanos (La guerra eterna parte III)
FantasíaCulpables. La historia siempre buscará culpables. Maxwell lucius Arscorth se convirtió en el rey de los vampiros, sentándose en un trono construido en sangre e iniciando una cadena de muertes sin sentido, tiranía y traiciones. Caliope Montefher Vari...