Aaron Arscoth
- Es un plan absurdo, ¿Dónde queda la seguridad de la nobleza? - El marqués de Sainz vociferó.
- Estamos en guerra, la seguridad de los inútiles nobles me importa lo mismo que su vida, marqués. Todos. Van. A. Pelear. Es mi última palabra.- Lucius dijo, sus ojos fijos en su oponente.
El marqués de Sainz cerró la boca por fin y la conversación tomó otro rumbo hacía el intercambio de información con manadas de cambiantes y cada vez mayores ataques de las Kisas.
Finalmente, después de unas horas, el salón se vació y pude recargarme en mi asiento. Amira me miró con indiferencia y lo agradecí, lo último que necesitaba era su atención, la cual se dirigió hacía el lugar habitual: el rey.
- Lucius, eso fue un gran trabajo. Lograste que las filas crecieran con la incorporación de los nobles.- Le dijo a manera de aprobación, pero el chico que antes anhelaba eso ya no estaba y solo le dio a mi madrastra una mirada fría.
- Era lo que se tenía que hacer, no hagas algo grande de algo tan absurdo.- Dije por primera vez en toda la noche.
Amira me vio con odio apenas contenido y luego lo reemplazó con una sonrisa... De repente me sentí mucho más joven a una época en la que tenía miedo a provocarle problemas a mi padre si le hacía enojar, pero me contuve y sostuve su mirada. Escuché como alguien se aclaraba la garganta y esa persona era el rey. La vampiresa y yo retrocedimos al inicio de un nuevo confrontamiento.
- Aprovechando que siguen aquí, quisiera preguntarles si van a participar en la guerra. Son antiguos monarcas, se les permite alejarse del confrontamiento si así lo desean.- Lucius nos observó con seriedad.
- Yo pelearé.- Dijo Amira. El rey asintió hacía ella.
- Yo estoy fuera.- Dije. No me interesaba la guerra y ya me consideraba fuera del radar de responsabilidades por la corona de los vampiros. Lo había hecho para honrar a la persona que amaba, pero era el tiempo de que las nuevas generaciones se hicieran cargo.
Lucius no preguntó por mis motivos, solo lo aceptó y concluyó despidiendo primero a Amira. Volví a sentarme porque sabía que eso significaba que quería hablar conmigo.
Permanecí en silencio esperando que el diera un respiro profundo y hablara.
- ¿Qué es lo que puedes decirme de tu padre?
Levanté mis cejas sorprendido. Muchas personas querían sacar información de primera mano del asesino de reyes, nunca les decía nada, pero que la única persona que siempre evitaba el tema los acara a relucir... me llenaba de preguntas.
- ¿Mi padre biológico o mi padre de nombre? - Inquirí, hacía no mucho la reina me había preguntado por la identidad del primero.
- De ambos... por favor.- Desvió la mirada.
Miré a mi copia física por un momento, tenía mi cabello negro y ojos violetas, pero sus gestos siempre me traían recuerdos. No había conocido a nadie más capaz de enfrentar sus decisiones sin vacilar hasta las últimas consecuencias, incluso siendo un niño que apenas comprendía el peso de su posición. Tuve la oportunidad de aportarle una parte de mis conocimientos a su formación y preferí enfocarme en algo más allá de la tortura física y mental. Tenía que reconocer que había hecho un mal trabajo con mi hijo y traté de no arruinarlo con mi nieto, pero el daño de haberle dado tan malos padres ya estaba hecho. Agradecía que al menos mantuviera su respeto por mi. Así que no dudé en contestar a sus dudas y contar mi historia.
- Mi padre biológico se llamaba Bek Arscorth, era el segundo príncipe varón del rey Nicolas y Lyana. Fui producto de las múltiples violaciones hacía mi madre Lyesel Arscorth, quien escapó de sus hermanos y se refugió entre humanos. Mi madre fue quemada viva por unos cazadores cuando yo tenía seis años, momentos antes de ser atrapada me confesó todo y me pidió que buscara a su hermano menor: Maxwell Arscorth.- Observé con una pequeña sonrisa como se fruncía el ceño de Lucius, ya que, estaba tirando por tierra todos los rumores sobre sus depravaciones.- Tuve el valor de presentarme ante él cuando mató a sus hermanos y los borró de los registros familiares.- Recordé el miedo que había tenido a que me asesinara creyendo que le mentía o que solo me arrojara a la calle... pero me aceptó y me educó como si hubiera sido su verdadero hijo. Me enseñó todo de manera personal y me ofrecía su protección sin dudarlo. Había sido un buen hombre y un buen rey pero el pueblo se negaba a creer en él, demasiado ciegos por la "conducta" intachable de sus hermanos mayores y por el miedo irracional que mostraba su esposa cada vez que lo veía, demasiado centrada en sí misma como para darse cuenta de que nunca lastimaría a una mujer, aunque esta lo mereciera.- Me convertí en un príncipe y después en el heredero.
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Villanos (La guerra eterna parte III)
FantasyCulpables. La historia siempre buscará culpables. Maxwell lucius Arscorth se convirtió en el rey de los vampiros, sentándose en un trono construido en sangre e iniciando una cadena de muertes sin sentido, tiranía y traiciones. Caliope Montefher Vari...