Caliope
La lluvia caía fuertemente, como si el cielo llorara también la perdida de Larissa.
Mi vestido estaba lleno de lodo por estar arrodillada frente a su féretro, las lagrimas seguían corriendo por mis mejillas sin descanso, mi hermana pequeña Ella no podía asistir a ningún evento hasta su mayoría de edad, incluyendo el funeral de la princesa en el que asistieron todos los nobles. Mi padre había declarado que era una vergüenza que la princesa decidiera suicidarse, así que no pensaba asistir. Era el único miembro de la familia que lloraba su muerte y no me importa estar rompiendo el protocolo.
Mi hermana estaba muerta. Nada me la podía devolver.
Tomé con mis puños la tierra sintiendo como mi pecho dolía de manera incontrolable, apenas podía respirar por los sollozos que trataba de ahogar. No podía seguir sin ella, la única figura materna que había tenido estaba siendo enterrada frente a mis ojos, ni siquiera se me había permitido ver su cuerpo.
Los susurros no se esperaron para aparecer.
"Ahora ella será la nueva princesa heredera, no parece tener lo que se necesita"
"Escuché que la princesa tenía un amante y se suicidó cuando este la dejó"
"No me sorprendería, era una puta del..."
Sentí como un par de frías manos se posaban sobre mis oídos, girando mi cabeza en su dirección y amortiguando los sonidos, dejando mi mente en silencio de las crueles palabras que golpeaban a mi corazón sobre mi hermana mayor. Nadie entendería que tan puro y cálido había sido ella. Escucharlos hablar en su contra, en su muerte me hacía sentir una llama de odio por ellos. Maxwell me miraba a los ojos con expresión triste, sabiendo que mi mente y yo misma era un desastre por haberla perdido. La lluvia nos empapaba a los dos, pero eso no parecía un problema para él, seguí llorando y el permaneció en silencio, estando para mi, protegiéndome de las lenguas de los nobles.
La noche llegó, su cuerpo fue enterrado, todos se fueron menos Cayden que esperaba a lo lejos y Maxwell que me servía de soporte con su cuerpo cuando perdí la fuerza hasta para permanecer erguida. Mis lagrimas se secaron pero el sufrimiento seguía siendo el mismo, perdí el conocimiento sin despegar los ojos de su nombre en la lapida.
Arista
Desperté inundada en lagrimas, me sentí tan sofocada que me incorporé en la cama sosteniendo mi pecho, estaba sollozando libremente, sin poder detener el dolor. Sostuve la sabana contra mi cuerpo desnudo. Afortunadamente el rey se había marchado, miré el cielo, todavía estaba oscuro, probablemente era de madrugada. Salí de la cama y me vestí rápidamente, necesitaba aire fresco.
Salí del palacio y caminé directo al bosque con los ojos nublados. Me abracé a mi misma tratando de encontrar consuelo en los sentimientos tan desastrosos que me llenaban, caminé sin rumbo hasta que choqué contra algo, levanté la vista encontrándome con la lapida de mi sueño con el nombre de la princesa Larissa. Me dejé caer en el suelo, viendo fijamente ese nombre, las lagrimas seguían brotando en silencio de mis hombros. ¿Por qué me dolía tanto haber soñado con su muerte? Sentía que me ahogaba a mi misma.
- ¿Señorita Schevert? - Mi cuerpo se tensó al escuchar al príncipe Aiden detrás de mi, limpié mis lagrimas apresuradamente. Coloqué una expresión seria en mi rostro antes de ponerme de pie y darme la vuelta.
- Príncipe.- Me incliné.- Pido una disculpa por invadir el espacio de descanso de la familia real.- Solicité su perdón, después de todo, no debería estar aquí. El príncipe descartó mi disculpa de inmediato.
- Puede venir aquí las veces que necesite.- Hizo un gesto hacía mi rostro antes de extenderme un pañuelo.- ¿Ha recordado algo? Sus ojos están rojos, señorita Schevert.
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Villanos (La guerra eterna parte III)
FantasyCulpables. La historia siempre buscará culpables. Maxwell lucius Arscorth se convirtió en el rey de los vampiros, sentándose en un trono construido en sangre e iniciando una cadena de muertes sin sentido, tiranía y traiciones. Caliope Montefher Vari...