Capítulo 55

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Idara Arscorth

- ... Y si no estás de acuerdo, deja te digo...

- Está bien.

Parpadeé confusa.

- Pero, yo...

- Esta bien, Idara. Es decisión tuya, puedes hacer lo que consideres mejor para las provisiones restantes de los vampiros.- Lucius dijo mirandome con toda su atención.

Normalmente me habría dicho que no sin voltearme a ver, era... nuevo que fuera así, pero en realidad habían cambiado demasiadas cosas desde el final de la guerra. 

No sabía muy bien como sentirme ante eso.

Me incorporé lentamente.

- Cambiaré la orgánica de mando en el ejército.- Dije.

El asintió.

- Si crees que es lo mejor, puedes hacerlo, solo no dudes en enviarme los detalles para revisarlos.- Dijo.

Entorné mis ojos hacía él. Sospechando, luego rodeé el escritorio y me acerqué, viéndolo a los ojos.

- ¿Eres Lucius? - Pregunté colocando un dedo en su pecho.- ¿O quién eres? -Lucius me tomó la muñeca.

- ¿Quién quieres que sea? -Murmuró viendo mis pequeñas venas marcarse en la cara interna de mi brazo.

- Yo quiero que seas tú, pero no sé a cual me refiero exactamente.- Susurré.- Ya no sé con quién me despierto en las mañanas.

- ¿Preferirías que borrara mis recuerdos y volviera a ser solo Lucius? - Preguntó soltándome la mano y tomando distancia.

¿Por qué de repente sentí que estaba caminando por un campo minado? 

Si respondía afirmativamente, ¿Se molestaría conmigo por que eso implicaría olvidar a su mejor amiga? ¿O simplemente elegiría entre el amor y la amistad? Si él terminaba haciendo eso, ¿De verdad saldría yo ganando?

Sacudí la cabeza.

- No quiero que olvides tu primera vida, después de todo es una parte importante de ti.- Suspiré.- Solo tengo que conocerte de nuevo. 

- No somos tan diferentes.- Dijo Lucius de repente.

Levanté una ceja. ¿Eso creía?

Tal vez alguien que no conviviera tanto con él podría no saberlo, pero sus hábitos eran diferentes.

Lucius se levantaba sin más en las mañanas y se metía en su oficina por horas.

Maxwell se levantaba y se cercioraba de que estuviera cómoda antes de irse, colocando con amabilidad una mano sobre mi cabeza, aclarando mi mente, siempre. Pasaba trabajando igual mucho tiempo, pero repartía el resto conmigo, Arista y las gemelas. 

Lucius no sabía que hacer con los niños.

Maxwell tenía un don para tratar a las gemelas y sobre todo, para que Erica estuviera completamente encantada por él. Ni si quiera yo sabía como lidiar con ella del todo, era complicada y se alejaba de mi todo el tiempo, rompía cosas en mi oficina y hacía berrinches, teníamos una relación conflictiva, pero ese no era el caso.

Eso y varias cosas más me tenían pensando que la personalidad de Maxwell prevalecía sobre la de Lucius, así que decidí ir por el mismo tema pero cambiar el enfoque.

- ¿Cómo puedes hacer eso? - Le pregunté tomando su mano, era fría como de costumbre. 

- ¿Hacer qué? - Preguntó. 

- Aclarar la mente, destruir los demonios internos de alguien.- Dije.- ¿Cómo pudiste conservarlo a pesar de que cambiaste de cuerpo?- Ese era el don original de Maxwell Arscorth, pero de alguna manera ahora podía seguir usándolo como Lucius, lo había pensado por un tiempo, pero no había tenido el valor de preguntárselo hasta ahora. 

El pareció pensar por un momento antes de contestar con tranquilidad.

- Los dones de los vampiros no son al azar.- Comenzó.- Están fuertemente relacionados con su corazón.- Puso su mano en mi pecho, justo arriba de donde latía el mío. Se puso de pie.- Y con su alma.- Colocó una mano en mi cabeza, la bajó tomando mi rostro con delicadeza para que le viera a los ojos.- Cuando todavía no recordaba todo, mis memorias y traumas de infancia eran tan fuertes que mi don estaba bloqueado, si no encontraba mi propia claridad mental no podía ayudar a nadie más.- Extendió su mano y la puso encima de la mía, haciéndome sentir como fluía energía pura a través de su piel y atravesaba la mía, se sentía muy bien.- Ahora, entra en mi mente, Idara.- Dijo inclinándose en mi oído en un susurro. 

Me estremecí, en el pasado, cuando Lucius tenía pesadillas y yo veía lo mal que había sido su infancia, se molestaba. Ahora no solo estaba tranquilo, si no que el mismo me pedía que entrara entre sus barreras, respiré hondo preparándome para ver el oscuro paramo pero al entrar solo sentí paz, como si estuviera completamente reconciliado con todos los sucesos trágicos de la vida. Sentí su aliento contra el mío justo antes de que me besara, fue tranquilo al principio y luego se volvió demandante y posesivo, pero tenía cuidado de no usar fuerza de más.

Me aferré a él y le salté encima, tomando el control, tirando de su ropa.

Lucius o Maxwell, de igual manera el hombre frente a mi estaba entregado por completo ante el amor que sentía por mi y aunque tuviera que volver a conocerlo, amaría cada una de sus nuevas facetas, porque no importaba cuanto cambiara, seguía siendo el hombre del que estaba enamorada.

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Hola, hola, sé que es corto, pero espero les haya gustado. 

Saludos y abrazos!!!

Villanos (La guerra eterna parte III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora