Caliope
- Su alteza.- Cayden extendió su mano para escoltarme hacía el salón de baile, la tomé con una sonrisa sintiendo el característico cosquilleo al sentir su calor corporal colarse por la tela de mis guantes, siempre era tan cálido.
Pasamos a través del pasillo en silencio, él normalmente trataba de ser correcto con su posición de caballero, pero... me sonrojé al ver nuestras manos juntas, yo comenzaba a tener otro tipo de pensamientos.
¿Cuándo había sucedido? Realmente no lo tenía muy claro, al principio había estado tan triste por romper mi amistad con el príncipe Maxwell que había actuado en una especie de trance de desinterés por un tiempo. Sin embargo, después de haberse disculpado conmigo, Cayden había sido muy atento a mis necesidades, llevándome a pasear y cubriéndome cuando le decía que necesitaba salir sin que nadie se enterara por las tardes, no me preguntaba a donde iba, solo asentía y se ponía a ello, pensé que solo era una manera de recompensarme por casi asesinarme, pero luego se volvió mi caballero personal y al verlo todos los días, era cada vez más consiente de su hermoso rostro. Era simplemente impresionante ver esa palidez en su piel, su cabello blanco y sus ojos con un intenso dorado, cada emoción se mostraba demasiado en la tonalidad de sus ojos, si estaba molesto casi encandilaba a la vista, si estaba triste se volvían opacos, si estaba feliz parecían emitir suaves brillos y su poder como practicante del fuego lo colocó fácilmente como el caballero más poderoso del reino, por eso mi padre lo obligaba a llevar un collar que disminuía sus poderes.
Le temían, podía escucharlo al entrar al salón de baile a mi lado. El intenso miedo que les provocaba su poder, si estuviera libre, fácilmente podría quemar todo hasta los cimientos, era muy raro un practicante del fuego y de manera indiscutible, peligroso. Le sonreí apretando su mano cuando lo vi oscurecer su mirada por los comentarios de los nobles.
- No escuches.- Le susurré.- Eres increíble.- Recargué mi cabeza contra su hombro para el escandalo de las señoras que comenzaron a comentar mi acción de inmediato.
"¿Cómo puede una princesa relacionarse así con un esclavo?"
"Desvergonzada"
"Sin educación"
Cayden intentó alejarse pero lo sostuve más cerca.
- Princesa...- Murmuró.- No creo que sea apropiado.
- Yo decido lo que es apropiado.- Lo miré con molestia.
- Eres una rebelde, Cal.- Larissa, mi hermana mayor nos interceptó con una sonrisa tranquila, llevaba un esquicito vestido color purpura que dejaba ver sus hombros y una pequeña parte de su escote, la copa de vino que sostenía estaba llena.
- Los nobles son insoportables.- Inflé las mejillas, molesta. Larissa aumentó su sonrisa.
- Bueno, si te comportaras como una dama...- Susurró inclinándose hacía mi. Lo decía de manera cariñosa, no era para nada un regaño.
- Ser una dama es muy aburrido.- Dije, pensando que era mucho más divertido reunirme con Alyandra Arscorth en sus lecciones de combate, me sentí mucho más cómoda con una espada en mano que dentro de un vestido ceremonial.- Las damas siempre mienten sobre lo que quieren y bajan la cabeza ante los hombres con mirada tímida.- Hice un ceño despectivo.- Es agotador solo verlo.
Larissa colocó una mano en mi mejilla y luego la retiró con elegancia.
- Todavía eres muy pequeña para comprenderlas, tal vez una dama no pueda enfrentar a un hombre con su fuerza, pero...- Se dio un golpe discreto en la cabeza.- hay otras maneras de llegar a la victoria. ¿No lo crees así, Cayden?
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Villanos (La guerra eterna parte III)
FantasíaCulpables. La historia siempre buscará culpables. Maxwell lucius Arscorth se convirtió en el rey de los vampiros, sentándose en un trono construido en sangre e iniciando una cadena de muertes sin sentido, tiranía y traiciones. Caliope Montefher Vari...