Arista
Sabía que le había puesto dos cucharadas de azúcar al té, pero no me sabía a nada, solo podía ver la coloración azulada que estaba tomando mi muñeca que quedaba expuesta cuando levantaba la taza. No había dormido nada.
Solo cuando el rey había terminado entrando el alba, se vistió y se fue sin decir nada. No tardé en hacer lo mismo y volver a mi habitación con pasos cortos, deteniéndome y doblándome por el dolor. Había tomado un baño y resistido las clases de etiqueta sin inmutarme, pero ahora que ya habían pasado unas cuantas horas el cansancio físico comenzaba a pesar sobre mis ojos. Pero todavía no podía descansar... estaba esperando al príncipe heredero para charlar. Su aviso de que vendría a la hora de té había llegado con anticipación, por lo que accedí sin pensarlo mucho... pero estaba muy molesta.
"Solo invita a sus concubinas a tomar un café y las despide" Ja, como si de verdad hubiera sido solo eso, giré el anillo sobre mi dedo pensando en encontrar mis recuerdos y solicitar irme lo más pronto posible. No me parecía muy inteligente permanecer todo el año en este lugar.
Aparte... Miré con atención los dibujos que estaban en la mesa frente a mi, ¿Quién era este chico rubio?
- ¿Interrumpo? - La voz del príncipe Aiden me sacó rápidamente de mi estado contemplativo. Me puse de pie y lo saludé con respeto, luego lo invité a tomar asiento.
- ¿Cómo fue su primera noche en el palacio? ¿Pudo dormir bien, señorita Schevert? - Dijo con cortesía. Quise rodar los ojos, ¿Parecía alguien que había dormido de manera apropiada?
- Solo tengo que adaptarme, su alteza.- Murmuré, una de las doncellas que me servían se apresuró a servirle una taza de té al príncipe, este le dio un trago y me siguió mirando. Sus ojos decían que no me creía, pero no pensaba indagar en ello. Cambié el tema reuniendo mis dibujos y entregándoselos al príncipe.
- Como su alteza ya sabe, cuando era niña tenía sueños y luego los dibujaba.- Dije refiriéndome a que el príncipe se había tomado la molestia de indagar en mis registros psicológicos de mis tiempos como estudiante. El príncipe los vio con atención.- Esos son los dibujos que nunca entregué a mis profesores.
- Hay mucha sangre. No me cabe duda de que eras alguien muy cercana a las masacres en los tiempos oscuros de nuestro reino.- Se calló por un momento y me enseñó los retratos del chico rubio.- ¿Y él quién es?
Me encogí de hombros.
- No lo sé, cuando despierto son destellos de su apariencia y me duele la cabeza cuando trato de recordarlo.- Murmuré.
El príncipe frunció el ceño.
- ¿Y qué es lo qué siente al pensar en él? - Preguntó.
Levanté mis cejas sorprendida. De todas las preguntas que esperaba que me hiciera, esa era la menos probable, me pregunté la finalidad con la que preguntaba. Tomé nuevamente de mi té antes de responder.
- Paz, esperanza...- No sabía muy bien como explicarlo, pero en esencia era algo demasiado inefable.
El príncipe no dijo nada por unos minutos, el silencio se volvió pesado. Terminó su té y se puso de pie.
- Esa persona podría no ser realmente importante, tal vez era su pareja en ese tiempo.- Ladeé mi cabeza pensativa. ¿Podría ser eso? Si era el caso, tal vez mi relación con el desconocido de mis sueños podría no ser importante. Debería tratar de centrar mis energías en recordar otras cosas.- Trate de descansar señorita Schevert, parece que va a desmayarse en cualquier momento. Hablaremos de este asunto otro día.
Asentí distraída y lo acompañé a la puerta. Se detuvo antes de irse y me miró con una sonrisa.
- En unos días tendremos una celebración por su llegada a la familia real. Mi padre mencionó que vendría el rey de los vampiros, mi hermana se encargará de organizar todo. Usted, señorita Schevert solo tiene que ponerse bonita.- Terminó su despedida y se marchó. Suspiré y me dirigí a la mesa de té, luego tomé los dibujos y los guardé en uno de los cajones cercanos a mi cama. ¿Una celebración con la nobleza vampírica? ¿No había conflictos desde hacía muchos siglos con ellos? ¿Tal vez ambos reyes habían decidido una tregua? Pensé que necesitaba investigar más acerca del rey actual de los vampiros, sería muy malo si decía o hacía algo que no debía que lo ofendiera. Así que, a pesar del cansancio salí de la habitación y me dirigí a la biblioteca.
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Villanos (La guerra eterna parte III)
FantasiaCulpables. La historia siempre buscará culpables. Maxwell lucius Arscorth se convirtió en el rey de los vampiros, sentándose en un trono construido en sangre e iniciando una cadena de muertes sin sentido, tiranía y traiciones. Caliope Montefher Vari...