Capítulo 8:

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Le gusto a Nath

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Le gusto a Nath.

Es lo primero que pasa por mi cabeza cuando me permito procesar todo lo que ha sucedido esta noche.

Sí, ya no me interesa lo del arresto, mi mente no deja de reproducir el momento en el que Nathaniel me hizo "salir del shock" con un beso.

Mientras observo la carretera y los árboles pasar me voy haciendo consciencia de que tengo que gustarle a Nathaniel. De lo contrario no me habría besado, ¿O sí?

Y no es sólo el beso, es que desde que me conoció me ha buscado, una y otra vez. Ha insistido en encontrarse conmigo cada vez que puede y eso sólo provoca que sonría. La oportunidad que tanto había pedido para tenerlo cerca ha aparecido, la posibilidad de demostrarle que no todos pensamos mal de él finalmente la vida me la ha dado. ¿Por qué no estoy nerviosa? ¿Por qué ya no siento miedo? Supongo que se debe a la traumática situación que acabo de vivir, y también al inesperado beso que recibí de su parte.

Con todo esto junto, creo que ya la locura está formando parte de mi vida y si las consecuencias son más de Nath junto a mí, no seré yo quien lo impida. Seguro que no.

-Tienes una expresión muy graciosa en estos momentos, Sam. Tengo muchas ganas de tirarte una foto y usarla luego en tu contra.

Me volteo hacia papá y golpeo su hombro con diversión. Me avergüenza que se burle de mí por estar ilusionada con un chico. Porque no, no puedo decir que estoy enamorada cuando aún no conozco lo suficiente a Nath. Sí, puede que hayamos conversado y convivido bastante últimamente, pero enamorarse lleva mucho más que un par de encuentros, por muy intensos e increíbles que hayan sido.

-Sólo estoy aliviada de que todo se haya resuelto, finalmente puedo respirar tranquila -respondo mientras dibujo un pequeño corazón en el cristal de la ventanilla.

-Claro, claro. ¿Quién pensaría que sólo piensas en Nathaniel? Pfff.

Pongo mis ojos en blanco y suelto un suspiro. Luego río por lo bajo. O mi padre me conoce demasiado bien, o yo resulto ser demasiado obvia. O ambas.

-¿Cuál será mi castigo? -susurro luego de un rato devolviendo la vista a mi padre. Sé que a pesar de todo un gran castigo me espera.

Él con una extendida sonrisa me mira y ya me está dando miedo. Cuando me sonríe así significa que más que castigo será una tortura que a él le divertirá mucho.

-Tu castigo será agradarle a tu futura suegra, esta noche.

Arrugo mis cejas sin comprender, o al menos hasta que él sube y baja las suyas sin perder su sonrisa y luego devuelve la vista hacia la carretera. Estamos llegando a casa y la tranquilidad que antes tenía se esfuma al comprender su castigo.

-¿Invitaste a los Hilton a casa hoy? Joder, papá, ¿Tienes idea de la hora que es para recibir visitas? Nathaniel estuvo cuatro días bajo arresto. ¡Cuatro días! ¿Tienes idea de lo agotado que debe de estar? ¡Lo último que debe querer es cenar en casa de nadie, papá!

El Secreto de NathDonde viven las historias. Descúbrelo ahora