Capítulo 22:

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—Que estoy bien, exagerado.

Nath me ve sorprendido y se detiene riendo. Al final yo también río.

Él sólo se ha levantado para deshacerse del condón y asearse, así como lo he hecho yo. Cambiamos las sábanas —nunca imaginé que soltara tanta sangre, la verdad— y las oculté para deshacerme de ellas luego, sin que papá se entere, obviamente.

Ahora estamos acostados, abrazados y acurrucados. Bueno, más bien acurrucada yo a él, quien no deja de acariciar con suavidad la zona de mi cintura y mis caderas. Por eso me adelanté cuando vi que su pecho se hinchaba un poco más para preguntarme por tercera vez que si estoy segura de que estoy bien.

—Es lindo que te preocupes por mí —murmuro hundiendo la nariz en su pecho. A pesar de que su piel se encuentre algo sudorosa por lo sucedido hace un rato sigue conservando su olor corporal y me encanta.

Él besa mi coronilla repetidas veces antes de hundir su nariz en mi cabello como aún lo hago yo en su pecho, provocando que se me erice la piel de la espalda.

—Así que soy lindo, ¿No? —bromea y yo vuelvo a reír.

—No. Eres guapo, pero dices cosas lindas.

—Me gusta saber eso —concluye él.

Ambos nos quedamos un largo rato en silencio, hasta que yo suspiro.

—Nunca pensé que disfrutaría tanto... mi primera vez —reflexiono en voz alta. Nath me mira y puedo ver como la comisura de su labio se alza de forma diminuta asomando una pequeña sonrisa—. Gracias por eso —concluyo sonriendo igualmente.

—No fui yo solo, Sam. Fue algo de dos.

Pongo mis ojos en blanco.

—Seamos honestos, yo...

—Tú hiciste tanto como yo —me interrumpe y me sorprende que sepa exactamente lo que pretendía decirle—. En el sexo no solo las acciones hacen que disfrutes, si no tienes química con tu pareja no haces nada, y a tí y a mí nos sobra de eso.

Muerdo mi labio inferior un tanto acalorada por sus palabras. Aún me encuentro sensible, no puedo evitar que me afecte lo que dice.

—Aún así, tu experiencia supera la mía.

Su pecho vibra y frunzo el ceño cuando veo que es porque está riendo.

—¿Con cuántas personas crees que me he acostado, Sam? —No sé qué responder a eso, así que él contesta por mí—. Eres la segunda —alza una ceja.

Me apoyo en la cama con mi codo para verlo totalmente incrédula y él me devuelve la mirada, serio.

No está bromeando.

—¿Anna y tú tuvieron su primera vez juntos? —pregunto en un susurro pasmada. Él suspira considerando la respuesta que me dará.

—No exactamente. —termina diciendo y enseguida lo comprendo.

—Tú la tuviste con ella —y por como aprieta los labios me doy cuenta de que he acertado.

—Entonces, ¿Toda tu experiencia sexual...?

—No toda —vuelve a aclarar él—. Muchas cosas, por no decir que la mayoría, las conozco por los libros, además de tener muchas conversaciones al respecto con mi madre.

Me quedo procesando toda esta información y él vuelve a sonreír mientras ve hacia la nada, haciendo que me distraiga de mis caóticos pensamientos.

—Pero lo que sí puedo asegurarte es que, por mucho que haya experimentado con Anna, por mucho que haya aprendido y disfrutado con ella, jamás sentí ni la mitad de la mitad de lo que he sentido contigo, y te lo digo totalmente enserio.

El Secreto de NathDonde viven las historias. Descúbrelo ahora