—¿Estás seguro de que pueden ganar si ellos cuatro no juegan con ustedes? —pregunto en un susurro contando a los chicos del equipo. No puedo evitar el tono preocupado en mi voz. De no ser por lo que sucedió anoche ahora estarían todos y no habría problemas para el campeonato.
Aunque tampoco es que yo haya sido culpable o responsable de que me atacaran, ya que estamos.
Nath me abraza por la cintura y me pega a su cuerpo.
—De los cuatro idiotas solo uno era el que destacaba. Los otros tres improvisaban bastante en los entrenamientos, así que no te preocupes más por eso, deja de darle vueltas a algo que no podrás resolver y tampoco es necesario que resuelvas.
Aprieto mis labios considerándolo.
—¿Aún así eso no les juega en desventaja? —insisto volviéndome hacia él—. Tienen cuatro integrantes menos que el equipo contrario, Nath.
—Rizos, ¿De casualidad te estás sintiendo culpable por lo que sucedió? —cuestiona Nath viéndome con fijeza. Yo niego enseguida.
—No es eso, es más bien preocupación. ¿No has visto la tensión que tienen la directora y el entrenador? —pregunto afligida. Nath sonríe y atrae mi rostro la suyo para darme un pequeño y suave beso en los labios.
—Eso es totalmente normal en cada viaje que hacemos, amor. Lo que los tiene el doble de estresados en esta ocasión más bien es que quieren que esta vez ganemos sí o sí tanto nosotros como ustedes.
—¿Por qué? —pregunto curiosa mientras veo a nuestra directora junto al entrenador y Marlon. Los tres están bastante concentrados en la conversación que mantienen.
—Porque siempre estamos a punto de ganar y sólo algo nos lo impedía.
Eso me hace despegar la vista de los profesores y ver a Nath nuevamente.
—¿Qué sería eso? —alzo una ceja, totalmente intrigada.
—Piensa un poquito, rizos. Estoy seguro de que tú sola llegás a esa conclusión.
Me quedo quieta viendo hacia la nada. No es que conozca la gran cosa del fútbol pero sí sé que nuestro colegio es uno de los más destacados en cuanto al área deportiva. Entonces, ¿Qué es lo que hace que nuestra escuela pierda cada año?
¿Acaso...?
Alzo mi rostro con rapidez, encontrándome con la mirada divertida de mi novio.
—¿Se debe al antiguo grupo de Anna?
—Bingo —sonríe él y yo hago una mueca, espantada.
Siento incluso hasta mareo de un momento a otro. No puede ser.
—Mierda... mierda, mierda, mil veces... —Nath cubre mis labios mientras ríe antes de que termine lo que iba a decir.
—Relájate, chica estresada. Todo saldrá bien. Deja a un lado el estrés y céntrate en disfrutar y pasarla bien.
—Pero, ¿Es que no lo ves? ¡Están así de tensos y estresados por nosotras! Y si encima le agregamos que faltan compañeros en su equipo... ay mi Dios.
Nath toma mi rostro entre sus manos y me hace verlo fijamente a los ojos. Es increíble como domina con tanta calma este tipo de situaciones.
—Recuerda lo mucho que has practicado y lo buena líder que eres. Recuérdalo bien, Sam. Nosotros somos buenos y ustedes también. Acá lo importante no es la cantidad sino la calidad, así que relájate y disfrutemos del viaje, que es el primero que hacemos estando los dos juntos.
Respiro hondo y poco a poco voy permitiendo que sus palabras se cuelen en mi sistema hasta que termino asintiendo con lentitud.
Tiene razón. Todos somos buenos, vamos a lograrlo.
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El Secreto de Nath
Teen FictionSamay Anderson, una chica de 15 años tiene un crush, el típico chico de apariencia atractiva y atrayente, pero al contrario de lo que muchos piensan una excelente persona. Nathaniel (Nath) Hilton, capitán del equipo de fútbol de su instituto y el c...