Capítulo 30:

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Mi madre me regala esa sonrisa que tanto eché de menos y río antes de correr hacia ella y abrazarla con fuerzas.

—Mi niña, te extrañé tanto...

—No puedo creer que estés aquí —le digo tomando su rostro entre mis manos y veo como sus ojos se encuentran brillantes producto a las lágrimas que retiene. A diferencia de ella yo dejo escapar las mías y ella ríe abrazándome una vez más.

Papá se une al abrazo y yo no puedo ser más feliz en este momento. Jamás imaginé que volvería a ver a mamá. Lleva siglos sin llamarnos y tanto papá como yo estábamos sumamente preocupados por ella.

—Bueno, nosotros nos vamos —anuncia Alexsa conmocionada por la escena que estamos dando y yo me separo de mis padres para voltearme rápidamente.

—¡Esperen! —los detengo y miro a mamá con una enorme sonrisa—. Mamá, a mis amigos ya los conoces pero, quiero también presentarte a una nueva amiga. Ella es Natalia —señalo a la mencionada y ella le da una tímida sonrisa a mi madre—, es la hermana de Nathaniel —lo señalo—, quien es mi novio —al decirlo no puedo evitar sonrojarme cuando mamá alza sus cejas viéndome sorprendida —y ella es Alexsa, madre de ambos y también mi suegra —suelto una risita nerviosa y me paso la mano por el cuello con algo de inquietud por la mirada curiosa que mamá les da a los tres.

—Es un placer conocerlos —dice ella con esa cordialidad que tanto la caracteriza. Luego se dirige directamente a Nath, quien la observa con total calma a pesar del escrutinio que le hace mi madre.

Enserio, si pudiera quitarle aunque sea un poco de esa habilidad lo haría sin dudarlo.

—Espero y estés tratando a Samay como la princesa que es.

Abro mis ojos sonrojándome y le doy con el codo por el costado a mi madre. —¡Mamá!

—Pues entonces supongo que la estoy tratando incorrectamente, señora. Porque para mí, Sam es una reina.

Mierda, no, no delante de todos mis amigos. Lo miro mal y él ríe porque sabe lo que ha provocado con esa respuesta.

A diferencia de mí, mi padre ríe por lo bajo y mi madre une sus manos emocionada con tal declaración.

—Pues siendo así muchísimo mejor. ¡Ya estás aprobado para mi hija!

Nath alza una ceja y yo frunzo el ceño. ¿Así de rápido lo aprueba?

Bueno, seguro papá ya le ha hablado de él con ella y por eso no ha dudado mucho en hacerlo.

—¿Qué tal si pasamos todos a cenar? —propone papá, pero mamá hace una mueca de pesar al ver que todos se entusiasman con la idea de quedarse.

—En realidad... no quiero sonar grosera pero estoy agotada. Ha sido un viaje de más de seis horas y...

—Mamá —la interrumpo—. Sé que estás agotada pero, me haría mucha ilusión que conocieras mejor a la familia Hilton. No veo mejor momento que este para que lo hagas dado que no tengo la menor idea de cuándo te irás.

Ella se lo piensa por un momento y, tras la mirada insistente de papá y mi puchero —que me encargo de que Nath no vea, of course— ella nos da una sonrisa de labios cerrados y asiente.

***

—Esta comida es una maravilla, Juan —halaga mi madre tras tomar el primer bocado—. Tengo que admitir que ningún restaurante extranjero te hace justicia.

—Comparto tu opinión... —dice Alexsa y veo que se pierde a la hora de decir su nombre, así que la ayudo.

—Roberta. Roberta y no precisamente la de Rebelde —bromeo y todos ríen, incluída mi madre.

El Secreto de NathDonde viven las historias. Descúbrelo ahora