Capítulo 12:

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​—Veo que al final lo lograste —me sorprendo ante tan inesperada voz—. Te follaste a Nathaniel y ya no está encerrado en su mundo, ahora hasta tiene un amigo que lo acompaña a todos lados. Felicidades.

Anna está delante de mí con los brazos cruzados debajo de su pecho y una mirada totalmente pasiva dirigida a mi persona. Es curioso como le gusta jugar con la mente de las personas y de lo mucho que se la cree. Tanto así que termina subestimando a la gente. Decido seguirle el juego a ver hasta dónde es capaz de llegar con su teatro.

—Y yo veo que te recuperaste a la perfección de tu ataque de pánico —ella se tensa. Es casi imperceptible pero logro percibir como endurece su postura por mucho que lo disimule—. Perdón por no haberte ayudado, tenía que sacar a Nath de la cárcel para "follármelo" —hago comillas con los dedos y ella alza una ceja.

—Entonces es cierto que te lo follaste. Hasta te deja llamarlo Nath y todo. Vaya nivel de confianza crearon en la cama.

—¿En qué puedo ayudarte, Anna? —corto el rollo porque no me apetece tocar temas íntimos que ni siquiera he compartido con Nath a alguien como ella.

Es increíble como a estas alturas de la vida y con todo lo que ha pasado Anna sigue pensando que puedo caer ante sus provocaciones y manipulaciones tan obvias. Pobre ilusa.

Estamos debajo de las gradas, o bueno, lo estaba yo antes de que ella llegara e interrumpiera la tranquilidad de mi existencia. Los chicos están en medio de un entrenamiento y Nath me pidió que lo esperara para irnos juntos a clase. Y como no tenía nada que hacer acepté. Además, las vistas son muy agradables, siempre agradeceré presenciar a un Nathaniel sin camisa.

—Oh, verás, querida —Anna me saca de mis calientes y hormonales pensamientos—. Puedes ayudarme en muchas cosas y una de ellas es que te cuides. Eres demasiado terca y sigues sin entender el peligro que corres junto a un psicópata como lo es Nathaniel.

La miro como si me hubiera contado el mejor de los chistes y comienzo a reír. ¿Enserio? ¿Un psicópata? ¿Sabe ella siquiera el concepto verdadero de psicópata?

Joder, es que esta chica tiene que haber estudiado actuación. Su cara de pesar es digna de un Oscar, enserio.

—Hmm... ya veo —respondo finalmente después de calmar mi risa y cierto mi blog de dibujo—. Entonces te has tomado la tarea de ser una salvavidas y yo soy tu mayor prioridad en estos momentos.

Ahora Anna se muestra frustrada. Enserio, que alguien le de un premio a esta chica como mejor actriz a sus 14 años. Cualquiera que la ve aseguraría que está genuinamente preocupada por mí. Pero, ¿Cómo te crees su actuación si delante de tí fingió tener un ataque de pánico sólo para victimizarse?

—¿Por qué si sabes el peligro que corres me lo haces tan difícil, eh? —me reclama ella echando su cabello hacia atrás. Uh, el gesto arrogante sobraba, querida. Te quita credibilidad—. ¿Acaso no ves que lo que hago es por nuestro bien? Corres peligro junto a él, y no tienes idea de a qué nivel.

—¿Y no será que lo que quieres es alejarme de Nath porque soy hija de un oficial e investigador privado que puede joderte todos tus planes de hacerle la vida imposible a mi chico?

Omaigad, qué bien se siente decir que es mi chico.

Sam, concéntrate. Tienes al enemigo delante.

Cierto, cierto. Me concentro.

He dado justo en el clavo porque Anna se sonroja con rapidez y cualquiera pensaría que se debe a que la estoy intimidando, pero sé muy bien que no tiene nada que ver con la timidez. Ella está furiosa, muy furiosa porque una vez más la he descubierto con la mayor de las facilidades.

El Secreto de NathDonde viven las historias. Descúbrelo ahora