Capítulo 23:

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JA, no me esperaban tan pronto, ¿Verdad?
Pues aquí tienen.
¡Disfruten, bellezas!

Capítulo 23:

—Papá, no es...

—Samay —me interrumpe enseguida y yo aprieto mis labios—, esto es muy serio y no tenemos ni siquiera una sospecha de quién puede ser el responsable. Sabes lo que eso significa. Me has visto trabajar en miles de casos parecidos.

Por más que odie reconocerlo sé que tiene razón. No solo yo estoy en peligro sino también todos mis amigos. Pero también sé lo que significa llevar un guardaespaldas conmigo a todos lados, es sinónimo de decirle adiós a mi libertad.

—Esos hombres que contratas no me dejan ni respirar, papá.

—Precisamente esa es su intención.

—No. Su intención es velar por mi bienestar, no acosarme a cada lugar al que voy. Es molesto. Además, no quiero llamar la atención con tipos raros en el colegio.

—Pueden quedarse fuera mientras estás en clase.

—Lo que es sinónimo de estar desprotegida según tu concepto de precaución. —Veo que va a replicar pero junto las palmas de mis manos y lo miro suplicante. —Por favor, papá. No me sentiré bien con ellos a mi alrededor. Sé defenderme, guardo conmigo mi gas pimienta y nunca estoy sola, lo sabes. Del colegio vengo para casa o sino para casa de Nath. Sabes que no soy de las que se escapa, tengo mucho que estudiar para jugar a la niña rebelde.

—Samay...

—Sólo dame una semana —lo interrumpo enseguida. La urgencia en mi voz es evidente pero me da igual—. Si en una semana ocurre algo sospechoso te avisaré y me pondrás todos los guardaespaldas que quieras.

Papá suspira mientras lo piensa detenidamente.

—¿Me prometes que pase lo que pase me avisarás enseguida? Así sea la mínima sospecha de algo raro, Samay. —Asiento con rapidez.

—Lo prometo. Serás el primero en saberlo. Iré corriendo hacia tí si sucede algo.

—Mejor llámame para que vaya a por tí.

Sonrío divertida y termino abrazándolo. Papá respira hondo y guarda la navaja dentro de su maleta. Sé que mañana la llevará al laboratorio para revisar las huellas que contenga el arma.

***

—Okey, esto es raro...

Sonrío de acuerdo con Maura mientras estiramos en una zona aparte en el terreno y vemos a los chicos calentar antes de comenzar los entrenamientos en el medio del campo de fútbol.

—¿Qué es lo raro? —pregunta Andy mientras se estira hacia delante.

—Hasta ayer nosotras criticábamos y nos reíamos de las animadoras. Ahora somos nosotras las animadoras. Ya no tengo de quién reírme cuando estoy en el comedor.

Todas reímos y mi vista se desvía hacia Nath que conversa animadamente con Oshlen mientras ambos estiran las piernas.

—La verdad es que esto es divertido. Además, tenemos estimulación —comenta Lorena y volvemos a reír.

—Hay un chico del equipo que no deja de verte, Lorena.

La mencionada enseguida se voltea y suelta una risita cuando uno de los chicos la saluda con la mano y sigue calentando. Alzo una ceja hacia ella y enseguida se sonroja cuando se da cuenta de que todas la vemos con la interrogante en los ojos.

El Secreto de NathDonde viven las historias. Descúbrelo ahora