Capítulo 16:

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Advertencia: capítulo hot, bebés. Prepárense. 7u7

—Chicas, paren —alzo mis manos frente a ellas y me observan con cansancio. Llevamos unas cuatro horas bailando sin parar.

Y es ese el problema, que sólo estamos bailando, no hay acrobacias de ningún tipo.

—La coreo está bien, muy bien, de hecho. Pero, ¿No se dan cuenta de que nos falta algo? Está muy sosa.

—La canción no está sosa, Sam —replica Maura jadeante y yo niego.

—No hablo de la canción. Eso está perfecto. Pero para el ritmo que exige, por muy buenos que estén los pasos nos está faltando lo primordial en una coreografía aeróbica —recalco la palabra y es cuando comprenden a dónde quiero llegar.

—Samy —esta vez habla Lorena—. Somos muy pocas para ese tipo de movimientos, ¿No crees?

Y es algo que también me frustra. Apenas somos cinco chicas. Mis amigas, yo, y dos compañeras de Lorena que están en su salón: Andy y Laila.

Así que tampoco es como si pudiéramos hacer mucho precisamente, y puede que eso me tenga bastante tensa.

Aunque... no es solamente eso.

Vuelvo a voltearme ante el silbido y él agita la mano en un saludo antes de regresar adentro. Es la stercera vez que veo a Marlon pasar por aquí. Primero vino a "verificar" que estuviéramos ensayando según él por "órdenes de la directora". Luego vino a preguntar si necesitábamos algo, nuevamente porque "se lo ordenó la directora".

Ninguna pasó desapercibido como cada que podía me echaba una ojeada muy mal disimulada, sobre todo a mis shorts cortos.

—¿Se nos permite pasar?

Me volteo sorprendida al escuchar esa voz. Es Natalia, pero no sabía que estaría aquí hoy. Hasta donde tenía conocimiento su madre me había informado que comenzaría la próxima semana luego de unos exámenes previos que le harían el viernes. Y hoy es martes.

Ella, a pesar de que nadie le ha dicho nada, llega hasta nosotras con toda la confianza del mundo y me saluda con un fuerte abrazo que correspondo. Mis amigas me ven confundidas pero yo sonrío. Me había olvidado de contarles sobre la cena. Me prometo hacerlo en cuanto pueda. La presento a mis amigas antes de centrarme en ella, aunque tengo que reprimir la risa cuando miran a Natalia buscando el parecido entre ella y su hermano. El cual es bastante evidente, ambos son igualitos a su madre.

—¿Qué haces aquí hoy? —le pregunto a Natalia. Ella se encoje de hombros con una sonrisa.

—Adelantaron el proceso cuando dije que me gusta bailar y que pertenecía al grupo de porristas de mi antiguo instituto —sube y baja las cejas de manera insinuante. La mirada de mis amigas se ilumina enseguida. Lorena es la primera en acercarse sin darme tiempo a tan siquiera parpadear.

—¿Sabes hacer acrobacias? —le pregunta esperanzada deteniéndose a mi lado. Natalia suelta un resoplido, como si le hubiera hecho la pregunta más ridícula de su vida.

—No sólo por las coreografías que debíamos bailar, desde pequeña aprendí a hacerlas por mi propia cuenta porque me encantan.

No lo pienso mucho. De hecho, aquí no hay nada que pensar. Sólo toca actuar.

—¿Quieres pertenecer a nuestro grupo y enseñarnos todas esas acrobacias? —sonrío como un angelito y mis amigas me imitan.

Dan vergüenza ajena en estos momentos.

Natalia me ve con absoluta confusión. Mi sonrisa poco a poco se va transformando en una mueca de decepción. A lo mejor no quiere volver a bailar y yo ando toda emocionada proponiéndole algo que no está en sus planes hacer. Sin embargo, sus próximas palabras me toman por sorpresa, ya que no sé qué respuesta debo darle exactamente.

El Secreto de NathDonde viven las historias. Descúbrelo ahora