Capítulo 11: La sacerdotisa. Primera misión.

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Las puertas del elevador se abrieron, dejando pasar a una mujer de cabello blanco vestida con ropas negras. En cuanto sus ojos verdes divisaron el cuarto donde ponían a los recién nacidos, sonrió por debajo de la tela negra que cubría la mitad inferior de su rostro. Volteó a los lados del pasillo. No había nadie. Ni siquiera las enfermeras; que debían estar custodiando el lugar, caminaban en los alrededores.

Decidida a no perder más tiempo, entró a la habitación, abriendo y cerrando la puerta tras de sí. La mayoría de los bebes que descansaban sobre cómodas frazadas; de color rosa o azul claro, estaban dormidos. A excepción de uno. La mujer se acercó, con una mano sobre la tela en su rostro. El niño lloraba con incomodidad. Su cabello era negro y corto y sus mejillas eran rosadas y vivas.

A Tsubaki, la sacerdotisa de poderes oscuros más poderosa que el mundo haya conocido, le enterneció por un segundo, al punto de retirarle la cobija que tenía y hacerle cosquillas en su barriguita. El niño dejó de llorar, soltando una risita. La mujer, sonriendo por lo bajo, movió su mano derecha sobre su cabeza para dormirlo. Acto seguido, sacó algo de sus ropas. La fruta Tsuchigumo. Un objeto que hace poco le había arrebatado al rey del inframundo, para vengarse por no haber cumplido con su promesa.

Acercándola al cuerpo del niño, la introdujo de a poco en su interior, sellándola bajo un círculo demoniaco que no podría ser borrado, a menos que se preparara una poción especial para ello. Una vez terminada su labor, salió de la habitación y desapareció del hospital. Cualquier niño o niña que estuvo ahí pudo haber sido elegido. Sin embargo, tal y como sucedía en los viejos juegos infantiles, al azar, el que tuvo la mala suerte de ser escogido...

Fue Sasuke Uchiha.

***

-¡Buenos días! – exclamó Naruto con una sonrisa, terminándose un bocado de ramen, al ver cómo Sasuke abría y cerraba la puerta corrediza del comedor.

-Buenos días. – dijo, volteando de un lado a otro. - ¿Sakura no está contigo?

-Estaba. Acaba de irse a correr.

-Deberías acompañarla. – comentó burlón, sentándose a su lado izquierdo. – Así podrías reforzar tus lazos con ella.

-¡Claro! – exclamó sarcástico, enojándose y azotando su palma derecha en la mesa. - ¡Cómo TÚ cuando te fuiste de casa sin nosotros!

Sasuke bufó.

-No quería molestarlos, es todo.

-¡Sí, cómo no! – se quejó, poniéndole una mirada zorruna y moviendo los fideos en su plato con unos palillos naranjas. - ¡Y hablando de molestar...! ¡¿En dónde demonios estabas anoche?! – preguntó enojado. - ¡Karin y yo te estuvimos esperando por horas, de verás!

Sin que el rubio lo notara, el joven de ojos negros palideció. Hasta ese momento, no se había preguntado lo que pasaría si su familia adoptiva quedara involucrada en el asunto de los demonios y la fruta Tsuchigumo. De solo pensar en eso... sentía un profundo terror de que su historia de la infancia se repitiera. De volver a ver a sus seres queridos hundidos en charcos de sangre, sin señales de vida.

-Ya sabes... - se limitó a decir, sin voltear a verlo. – andaba por aquí y por allá.

-Bueno, no me cuentes. – frunciendo el ceño, sorbió unos fideos. – Pero, al menos, dime qué fue lo que le dijiste a Sakura a...

Al voltear de nuevo a su izquierda, se dio cuenta de que ya se había ido.

-¡¡¡¡TEMEEEEEEEEEEEE!!!!

Haunted and Lost | COMPLETODonde viven las historias. Descúbrelo ahora