Capítulo 57: El deseo que quedó sin cumplirse.

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-Todo terminó, Sasuke. - dijo Tsubaki, mirándolo desde arriba y ordenándole a su shikigami que se enredara a Hinata. - Te guste o no, le entregarás tu cuerpo a Madara.

-¡¡No...!! - bramó Naruto detrás del Uchiha, deshaciéndose de las serpientes que lo sujetaban, con la energía espiritual que lo hacía brillar.

Su poder era tan grande, que también consiguió liberar a Karin, a Shikamaru y a Sakura.

La sacerdotisa frunció el ceño. Una vez más, dejó escapar del interior de sus mangas varias serpientes, con la diferencia de que todas eran venenosas y contenían una gran cantidad de energía maligna.

Sin inmutarse, el rubio corrió delante de todos, evadiendo o golpeando a los animales. Cuando estos tocaban parte de la energía que lo rodeaba, se deshacían en forma de cenizas.

-¡¡No permitiré que te lleves de nuevo a mi hermano!! - exclamó de nuevo, saltando para tomar a la mujer de su brazo derecho.

Karin, comenzando a despertar su propio poder; haciéndola brillar como una estrella carmesí, y siendo inspirada por la valentía de su hermano menor, también corrió hacia ellos, agarrando con fuerza el brazo izquierdo de Tsubaki.

-M-Muchachos... - musitó Kushina, tratando de mantenerse despierta.

A sus costados, A y Toga agonizaban, tratando de soportar la maldición de la mujer de cabello blanco.

-¡¡Malditos mocosos!! - exigió Tsubaki, intentando invocar en vano, más serpientes de sus mangas. Pues todas las que trataban de salir, eran liquidadas por los misteriosos poderes de los Namikaze, volviéndose cenizas. - ¡¡SUELTENMEEEEEEEE!!

En su arranque de ira, su cuerpo fue rodeado por energía maligna, desbordándose como la forma de una esfera que no paraba de crecer. No obstante, durante esos segundos, su ojo izquierdo chocó con los de Sasuke, provocando que el sharingan se manifestara en sus ojos negros y la enviara a la fuerza a un Tsukuyomi.

Deteniendo el tiempo para ella.

Deteniendo el tiempo para todos.

+++

-¡Tsubaki!

A lo lejos, en la cima de una colina, Madara corría hacia ella, abrazándola con fuerza una vez que llegó a su lado.

Hace mucho tiempo que la mujer había dejado de sentir amor.

Las circunstancias de su vida la ahogaron tanto, que la transformaron en algo completamente diferente, a la jovencita inocente que se enamoró de un demonio.

Después de separarse, Madara la tomó con gentileza de su mano izquierda y comenzaron a caminar por los alrededores.

Sobre un campo abierto, la sacerdotisa podía ver confundida y atónita, diferentes etapas de su vida.

Jugando y saltando antes de la guerra. Huyendo de los perros después de que los soldados japoneses asesinaran a sus padres por desobedecer. Siendo golpeada por los aldeanos del pueblo vecino por robarse lo que encontraba en sus campos de cultivo.

Como Seikai había descubierto sus poderes espirituales, obligándola a formar parte de su templo y a servir como sacerdotisa. La práctica de tiro con arco que compartía con Midoriko. Las burlas de sus compañeras del templo.

Mizuki.

Con su ojo izquierdo dirigido a su antigua silueta de niño malo, apareció ante ellos una escena del pasado, cuya existencia desconocía.

Arrodillado frente a Seikai, en el salón principal del templo de bambú, el joven le contaba con lujo de detalle cómo había visto a Tsubaki, conviviendo con un demonio y visitándolo a menudo en su cabaña.

Haunted and Lost | COMPLETODonde viven las historias. Descúbrelo ahora