Capítulo 24: La decisión de Hinata.

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Aún podía sentir la calidez que le daba su cuerpo y el cómo sus besos lo satisfacían, haciéndolo perder el aliento. De pronto, cuando se atrevió a abrir sus ojos rojos, para deleitarse con sus mejillas sonrojadas y su cuerpo temblando tímidamente debajo de ella, escuchó un grito de terror, seguido por un brusco cambio de escenario. 

El lugar donde ahora se hallaba arrodillada, era una casa resguardada en las penumbras de la noche. Al menos, hasta que los truenos en el cielo la iluminaron unos segundos, revelándole que sus manos, sus brazos y su chamarra púrpura estaban manchados de sangre... y, a sus pies, se hallaban los cuerpos de un hombre, una mujer y un muchacho. 

Aterrada, alzó la vista al frente. Un pequeño Sasuke de 8 años la observaba fijamente, enmudecido por ver a su familia muerta.

-Monstruo... - susurró mientras lloraba. - ¡¡MONSTRUO!!

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Hinata despertó de golpe. Sentada en la cama, era incapaz de detener sus frenéticos jadeos. De repente, sintió un fuerte dolor en el vientre, forzándose a inclinarse hacia adelante y a abrazarse a sí misma. Revisando sus brazos, vio su sangre mezclada con un líquido purpura. 

Al instante, las imágenes de su pelea con Tokajin la molestaron, provocándole un dolor de cabeza, tan insoportable, como para tener que sostenérsela con sus manos. 

Justo en ese instante, Enju y Kiba entraron a la habitación, corriendo hacia la cama en cuanto la vieron agonizar.

-¡Trae unas toallas húmedas, rápido! – exclamó la bruja, dirigiéndose al joven, quien no tardó en salir de la habitación. – Tranquila, Hinata. Respira. – le pidió con una sonrisa dulce, colocando su mano derecha sobre su hombro.

-¿Q-Qué me pasó? – cuestionó confundida, analizando los muebles de su cuarto. - ¿Por qué estoy aquí?

-¡Yo te traje! – exclamó Kiba, llegando con una cubeta llena de toallas mojadas. - Después de que Tokajin se convirtiera en estatua, Sasuke te llevó a la residencia Sabaku y curó tus heridas. Pero como tuviste una recaída, porque te dio fiebre, me vi obligado a intervenir.

-¿O sea que ya se conocieron? – preguntó, atónita.

-Sabía que tu fiebre no era ordinaria, así que me pidió que te trajera con Enju y... - antes de continuar, su mirada palideció, apuntando aterrado a la joven. - ¡¡H-H-H-HINATA, TUS OJOS!! 

Del cajón de su mesita de noche, Enju sacó un espejo, con el cual, la ayudó a apreciar mejor su rostro. No podía creerlo. Sus ojos rojos con tres aspas negras ya no estaban. 

Ahora solo quedaban sus verdaderos ojos. Sus verdaderos ojos de color blanco que había heredado de sus padres.

-Qué interesante. – dijo la bruja, sin apartar su vista de ella. – Por casualidad, ¿Has hecho algún tipo de intercambio interesante con Sasuke? – Hinata la interrogó con la mirada, como si le hubiera hablado en un idioma desconocido. – Ya sabes. Una caricia, un abrazo... – sonrió maliciosamente. – O un beso apasionado de lengua.

-¡¡AY, TÍA, ENJU!! – gritó Kiba, sonrojado a más no poder y con dos círculos blancos en lugar de ojos. - ¡¿POR QUÉ SE LO DICES ASÍ?! ¡¿NO VES QUE LA PONES INCOMODA?!

-Aquí el único que parece incomodo, eres tú, sobrino.

-Ese día... - habló Hinata, arrugando la frazada que la cubría y recordando lo sucedido en la feria y en la habitación de Sasuke. - ...si, lo besé un par de veces, pero... 

Haunted and Lost | COMPLETODonde viven las historias. Descúbrelo ahora