Capítulo 19: El agujero.

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-18 años antes. Distrito Suginami.-

-¡Gracias a Dios que está aquí! – comentó Hiashi Hyuga con una gran sonrisa, abriendo la puerta de su hogar. - ¡Pase por favor, sacerdotisa Tsubaki!

La mujer de ropas negras hizo una reverencia, antes de entrar a la gran residencia de los Hyuga. Se quitaron los zapatos en el vestíbulo y luego, se encaminaron de inmediato a las escaleras, permaneciendo en completo silencio... hasta que el hombre de largos cabellos negros abrió la puerta de una habitación.

Acostada en una cama, se hallaba una mujer de ojos blancos, largo cabello azulado y piel blanca. Tenía puesto un extenso vestido blanco, cubierto por una bata de color azul grisáceo.

-Querido... - susurró, sonriéndole a su esposo mientras acariciaba su vientre, el cual, mostraba con orgullo que el bebé que esperaban estaba a muy poco tiempo de nacer.

-Mi esposa Harumi no se ha sentido bien en estos días. – explicó Hiashi, aproximándose a la cama y tomando la mano izquierda de su mujer. – Hemos ido con varios doctores, pero ninguno ha sabido explicarnos los motivos.

-Entiendo. – comentó Tsubaki, parándose al lado derecho de la cama. Levantó las manos sobre el vientre de Harumi y cerró un segundo los ojos. – Hum. Tal y como lo sospeché. – pensó, tratando de no sonreír, al sentir la concentración de energía maligna que emanaba del bebé. – Minato Namikaze nunca deshizo la maldición. Solo la desvió con su conjuro. – abrió los ojos. Bajó los brazos y se dirigió a la pareja. – No hay de qué preocuparse. El bebé se encuentra saludable. – anunció con una sonrisa, quitándoles un gran peso de encima a Hiashi y Harumi, cuyas lágrimas se derramaban por alegría y alivio.

A la sacerdotisa le enfermó presenciar aquello. Sin embargo, si quería que sus palabras fueran convincentes, debía soportarlos unos minutos más.

-¿Cómo podemos pagarle este favor? – cuestionó Hiashi.

-Descuide. No será necesario. - aseguró, haciendo una reverencia para salir de ahí. - Ya que su bebé se convertirá en mi preciado y próximo esclavo.

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-Presente. 8 horas después de la masacre en la feria.-

-Maldición... - susurró un muchacho castaño, agobiado por los cadáveres esparcidos a lo largo y ancho de la feria de Adachi y con los reporteros dando a conocer la noticia. A esa hora de la noche, la lluvia continuaba cayendo, pero con menos intensidad. - ...esto es un desastre.

-¡Kohaku! – al escuchar su nombre, volteó hacia atrás.

-¡Sesshomaru, ¿Dónde estabas?! – le preguntó, mientras el mencionado movía hacia arriba la cinta amarilla de seguridad.

-Estoy ocupado con un caso. – explicó seriamente, volteando de un lado a otro. Ni siquiera con las grandes lámparas proporcionadas por el gobierno japonés, se alcanzaba a distinguir por completo los horrores hechos por Tokajin. – Kakashi no me dio detalles. Solo me dijo que debía venir lo más rápido posible. – giró hacia su compañero. - ¿Qué fue lo que pasó?

-Eso es lo más raro. – se sinceró, cruzándose de brazos. Al otro lado, los forenses tomaban fotografías. - Es como si hubiera aparecido una especie de monstruo y los hubiera atacado a todos porque sí. No quedó ningún sobreviviente.

***

-Hace 18 años, la sacerdotisa Tsubaki selló en un niño recién nacido un objeto conocido como "la fruta Tsuchigumo". La razón por la que me pidieron protegerlo, es porque el sello que hacía a la fruta invisible ha comenzado a debilitarse. Por consecuencia, todos los seres sobrenaturales de Japón querrán matarlo para obtenerla.

Haunted and Lost | COMPLETODonde viven las historias. Descúbrelo ahora