Capítulo 26: El otro método.

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-Una vez que Tsubaki salió del inframundo, introdujo la fruta Tsuchigumo en un bebé recién nacido, junto con un conjuro de invisibilidad. – explicó la anciana Urasue, viendo detalladamente el gran libro que descansaba sobre su antigua mesa de madera. - Desafortunadamente, este conjuro funciona por tiempo limitado, así que, cuando comienza a debilitarse, hace visible el objeto al que se le añadió. Por lo tanto...

-¿Qué ocurre? ¿Por qué te detienes? – cuestionó InuYasha, intrigado por sus palabras, al igual que "Kagome".

-E-Es que... - la bruja tartamudeó con temor. - no son buenas noticias, muchacho. 

Los jóvenes comenzaron a pensar en lo peor, disimulando lo mejor posible su nerviosismo. 

-C-Cuando el conjuro de invisibilidad se deshaga por completo, el portador de la fruta estará más expuesto a ser atacado por los demonios de todo Japón. – añadió Urasue, mostrándoles el futuro de Sasuke, con una niebla roja que salía de las páginas del libro, la cual, dibujaba en el aire la situación mencionada. - ¡Será una masacre! ¡Ríos de sangre correrán desenfrenados!

-No... - murmuró Itachi, llevándose una mano a su pecho y tomando el borde de una silla para apoyarse. - solo pude verlo por unos segundos... ¡¿Y lo perderé por las ambiciones de una sacerdotisa?! 

InuYasha, al verlo tan mal, lo invitó a sentarse. Acto seguido, la anciana se aproximó a ellos y le entregó un vaso de bambú que tenía en su mesa.

-Por favor, bebe esto. – le pidió con una sonrisa. - Todo estará bien. Así como la fruta Tsuchigumo es capaz de romper maldiciones, también existe un método para extraerla de su portador actual.

-¡¿D-De verdad?! – preguntaron al unísono, sorprendidos. 

Urasue asintió y volvió a pararse detrás de la mesa.

-A ver... - con sus larguiruchos dedos, buscó una frase dentro del libro. - ¡Oh, aquí está! 

Leyendo un poco el contenido, se sonrojó y rio para sí misma, consiguiendo que InuYasha la viera con una gotita de sudor bajando por su largo cabello negro. 

-El portador de la fruta debe hacer un intercambio de corazón. – avisó. - Pero no puede ser con cualquier persona. Debe ser con alguien que tenga encima una maldición.

-¿A qué se refiere exactamente? – preguntó Itachi, tomando poco a poco la bebida que le entregó la bruja.

-El intercambio de corazón... - habló InuYasha. - Es un antiguo ritual que se llevaba a cabo entre humanos y demonios, para que sus almas se unieran por la eternidad. Si hay amor, es el verdadero "felices para siempre".

-¡Exacto! – exclamó Urasue.

-¡¿Q-Qué?!  – cuestionó "Kagome", soltando sin querer el vaso de bambú. - ¡Pero...!

De repente, el sonido del celular de InuYasha trajo silencio al lugar, haciéndolo maldecir por lo bajo.

-Hay que regresar al hospital. – comentó, ayudándole a Itachi a ponerse de pie, para luego correr con prisa hacia las escaleras. - ¡Gracias por todo, señora Urasue!

-¡Vuelvan cuando gusten! – se despidió la mencionada con una sonrisa. - ¡Siempre serán bienvenidos!

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-¡¿Cómo?! ¡¿Se encontraron con una bruja?! 

Una vez que los muchachos regresaron a la habitación de Kagome, les contaron a Rin y a Sesshomaru lo sucedido con Urasue. El detective quedó bastante anonadado al enterarse de que la anciana; a quien había visitado hace poco, fue una antigua subordinada de su madre.

-También mencionó... - prosiguió Itachi. – que para remover la fruta Tsuchigumo del interior de Sasuke, él debe realizar con una persona maldecida un "intercambio de corazón". 

Al escuchar aquello, la mirada de Rin se tornó más seria de lo normal, algo que no pasó desapercibido por los hermanos Taisho. En silencio, pasó frente a la cama y se asomó por la gran ventana del cuarto, abrazándose a sí misma.

-¿Un intercambio de corazón con una persona maldecida? – cuestionó molesta.

-¿Rin...? - la llamó Sesshomaru, apartándose de la pared, para tomarla de su hombro derecho.

-¡Es injusto! – exclamó, más enojada que antes. El joven de cabello plateado se sorprendió al verla con los ojos llenos de lágrimas. - ¡Si quiere remover la fruta Tsuchigumo de su cuerpo, Sasuke tiene que casarse a la fuerza con alguien que no ama! 

Aquellas palabras, resonaron con fuerza en las mentes de los jóvenes. En especial, en la de Itachi, ya que, lo que menos quería, era complicarle todavía más, la vida a su hermano menor.

-Es como venderse por interés... - agregó Rin, con un tono más amargo y sereno.

-Maldición... - se quejó InuYasha, llevándose una mano a su cabeza. – no tomé en cuenta ese detalle.

-Yo si quiero que lo haga. – se sinceró Itachi, sorprendiendo de forma abrupta a los presentes. – Pero al final, será su decisión. Casarse y salvar su vida o esperar a que el conjuro de Tsubaki se desvanezca por completo y ser comido por los demonios.

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Enju sentía que la cabeza le reventaría en cualquier segundo. Había buscado en cada rincón de su desordenado taller, cualquier indicio o prueba sobre la existencia de aquella receta. Pero, nada. Ni receta, ni una pista, ni un dibujo. Nada. Y para colmo, Kiba se había quedado dormido en la silla de la computadora. 

Al verlo, una vena punzante apareció en su frente. Bajó de la escalera de madera que ocupaba, para buscar en los libros desordenados de los estantes superiores, y le pegó en la cabeza con una enciclopedia de 2,567 páginas.

-¡AAAAUUUUU! – se quejó, despertando de golpe y llevándose las manos a la cabeza. - ¡TÍA ENJUUUUU! – la fulminó con la mirada y dos círculos blancos en lugar de ojos.

-¡Solo me faltaba esto! – exclamó enojada, arrojando la enciclopedia al piso. - ¡Que duermas una cómoda siesta mientras yo me mato buscando esa estúpida receta! 

Al entender su falta, hizo una mueca.

-Perdóname, no quería... 

De repente, sus ojos rasgados distinguieron detrás de ella un brillo que se le hizo familiar. Se abrió paso entre el escritorio de la computadora y los papeles regados a su alrededor, para acercarse a la pared del fondo. De una repisa con frascos y pergaminos, sacó uno que se hallaba atorado hasta el fondo. 

-¿Y esto? – cuestionó extrañado, revisando el pergamino que ahora tenía en su mano derecha. - Tiene el sello del clan Inuzuka.

-Déjame ver. – pidió Enju, llegando a su lado derecho y abriendo el pergamino. - No es posible... - murmuró atónita, una vez que terminó de leer el contenido. 

Con curiosidad, Kiba también leyó un pedazo.

-¡Oh! – bramó, con un ligero rubor en sus mejillas. - Parece que tu plan de que Sasuke se enamorara de Hinata no estaba tan errado. – la felicitó, con una sonrisa, mientras la codeaba.

-Yo no sabía esto. – bajó el pergamino, sin poder salir de su sorpresa. - Necesito confirmarlo con Tsume.

-¡¿QUÉ?! ¡¿Irás a ver a mi mamá?! – gritó Kiba, alarmado. - ¡Pero es un viaje de seis días, incluyendo el regreso!

-Lo sé. – asintió seriamente. - Además, me preocupa que Hinata se quede sola y aún no este recuperada del todo. 

Kiba se cruzó de brazos, tratando de pensar en un plan que les beneficiaría, tanto a ellos como a Hinata. 

-2 días. – dijo la bruja de pronto, llamando su atención. - Haremos que se recupere en 2 días y partiremos al inframundo.

Fin del capítulo.

Haunted and Lost | COMPLETODonde viven las historias. Descúbrelo ahora