Capítulo 25: El portador.

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Un rato después de su inesperado encuentro con Sasuke, InuYasha y "Kagome" se dirigieron a la parte norte del distrito de Adachi, lugar donde, según Tsukuyomaru, vive una bruja. Cuando encontraron la casa, descrita en el bloc de notas del joven Taisho, atravesaron un colorido jardín y apretaron un par de veces el botón del timbre. Finalmente, la anciana de ojos saltones y largo cabello blanco, abrió la puerta de su hogar.

-¡Hola, señora! – exclamó InuYasha, con una sonrisa. - ¿Cómo...? – de pronto, la mujer le cerró la puerta en la cara... solo para aparecer un segundo después, con una cubeta en sus manos.

-¡¡SACERDOTES ESTERCOLEROS!! – gritó enfurecida, arrojándole el contenido de la cubeta al muchacho de cabello negro, quien, por la sorpresa que le provocaba la situación, se quedó congelado. - ¡Ya les dije muchas veces que mis servicios siempre, SIEMPRE serán fieles a Izayoi-sama! ¡Así que no tienen por qué venir a buscarme!

-Oiga... - InuYasha parpadeó atónito, quitándose una rama podrida de la cara. - ¿Usted conoció a mi mamá? 

Al oír eso, la anciana bajó la cubeta y se puso sobre sus orejas puntiagudas, los lentes que colgaban por encima de su torso. Ahora que podía verlo bien, no pudo evitar sonrojarse por la vergüenza.

-¡Ay, pero qué barbaridad! – bramó, asomándose a todas partes, para luego realizar un conjuro con sus manos, quitándole la mezcla viscosa que InuYasha llevaba encima. - ¡Lo lamento mucho, querido! Cuando te acosan por más de 30 años, empiezas a desarrollar mañas raras. – el joven la vio con una gotita de sudor bajando por su nuca. 

En eso, la anciana vio con curiosidad a la chica que lo acompañaba. Solo que, al instante, notó que realmente no se trataba de una chica. Sorprendida y asustada, se acercó a "Kagome", tomándola de sus mejillas, como si fuera su madre. 

-¡Ay, hijito! ¡¿Pero quién te hizo esto?! – exclamó, con los ojos llorosos y un moco saliendo de su nariz. - ¡Dime para borrar su número y nunca llevarle un mariachi!

-¿Cómo? – interrogó "anonadada". - ¿Sabe qué no soy...?

-¡¡BUAAAAAAAAAAAAA!! – la anciana comenzó a llorar en serio, abrazando a Itachi con tanta fuerza como para no dejarlo hablar.

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-¡Oh, ya entiendo! – luego de que Urasue se tranquilizara, los invitó a pasar a su casa, invitándole a cada uno una taza de café y unos dulces tradicionales. - ¡Así que la señora Midoriko te dio la habilidad para guiar a las almas perdidas!

-El mundo sí que es pequeño. – comentó InuYasha, sentado en el colorido sillón floral de dos asientos, con Itachi a su lado derecho. - Mi hermano nos contó que la había visitado hace poco, pero jamás imaginé que sería la bruja de la que tanto me hablaba Tsukuyomaru.

-¡Ah, Tsukuyomaru! – suspiró la anciana. - ¡No importa cuántos años transcurran, siempre será un caballero! – de la nada, su sonrisa desapareció. - Aunque fue una verdadera lástima que su esposa falleciera tan joven. – sollozó y se limpió una lágrima de su ojo derecho. InuYasha en cambio, volteó hacia la mesa de centro, recordando el incendio del templo Yin Yang. - Pero bueno, dejando eso de lado... ¿Podrías mostrarme la foto de la que me contaste? 

El joven asintió. Sacó su celular y le enseñó la imagen de mala calidad.

-¿Qué opina? – cuestionó. - ¿Cree que exista algún método para removerla?

-¡Por supuesto que existe, muchacho! – exclamó, haciéndolo sonreír. - Por desgracia... - negó, cruzándose de brazos. - la iglesia y el templo Higurashi, nunca lo aprobarían.

Haunted and Lost | COMPLETODonde viven las historias. Descúbrelo ahora