Capítulo 55: El hermoso mundo que fue reconstruido.

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-¡Papá!

Fuera del gran susano'o blanco, el grupo de InuYasha consiguió llegar con Toga y los demás, quedando más que sorprendidos con la imponente figura blanca que se había colocado frente a Tsubaki.

-¡¿Q-Qué es eso?! - interrogó Sango.

-¡E-Es el susano'o! - explicó la anciana Urasue. - ¡Pero debería ser imposible! ¡El sharingan de Hinata es solo una copia creada por Tsubaki! ¡No debería ser capaz de usar esa clase de poder!

-A menos... - susurró InuYasha, recordando el último momento que pasó con su madre, antes del despertar de Itachi y Kagome en el hospital Shikon.

***

-Cuando volvamos... ¿Qué pasará contigo?

-Ayudaré a Kagome a cruzar este plano... y les entregaré a ambos, una parte de mis poderes espirituales restantes, en este fragmento de mi alma.

***

De repente, el suelo comenzó a temblar de nuevo, seguido por una frenética risa por parte del ogro.

-¡¿EN SERIO CREEN QUE PODRÁN VENCERME CON ESO?! - exclamó Tsubaki con arrogancia. - ¡¡NO ME HAGAN REÍR, ESTÚPIDAS!!

Tanto ella como el susano'o blanco, levantaron sus manos, ejerciendo presión para poder tirar a la otra. Al mismo tiempo, el ojo derecho de la gran criatura expulsó a un ejército de monstruos.

Por ello, InuYasha y Kohaku tiraron de inmediato en el suelo, las armas espirituales que alcanzaron a tomar del taller y que cargaban en los costales a sus espaldas.

Toga, A y Kushina no dudaron en agarrar las pistolas con balas espirituales. Karin optó por un látigo con cadena y Temari agarró un abanico con un arsenal escondido de cuchillas.

-¡Les entregaré a Rin y a Sesshomaru sus armas! ¡Cúbranme! - dijo InuYasha, tomando consigo un arco, un recipiente de bambú con flechas y una pistola con balas espirituales.

Adherido a su pecho, cargaba también con el arma de Kagome y otro recipiente de bambú con flechas.

Viéndolo correr al frente, Toga y Kohaku lo siguieron, deshaciéndose de los Youkai que quisieran interferir con su camino.

Como Miroku todavía no podía usar su agujero negro, optó por cubrir su báculo con pergaminos sagrados que llevaba consigo y golpear las cabezas de los demonios.

Detrás de él, Sango lanzaba su gran boomerang. Karin hacía lo que podía con el látigo y Temari movía de un lado a otro su abanico, lanzando los kunai escondidos con los que estos contaban y cegando a las criaturas.

A y Kushina, paradas junto a ellas, las remataban al hacerles grandes agujeros en sus cráneos y cuerpos. No había nadie que no se moviera, incluso la bruja Urasue colaboraba con su gran guadaña o, brindando municiones cuando se terminaban.

Mientras tanto, en el cielo; escondidas entre las nubes, Kagura y Kanna, montadas en una gran pluma, esperaban el momento indicado para intervenir y darle su merecido, de una vez por todas, a la sacerdotisa de poderes oscuros.

-¡Hinata! ¡Tienes que hacer algo con ese ojo! - le pidió Kagome, parada a su lado derecho.

La joven, con lágrimas de sangre sobre sus mejillas, asintió.

-¡Amaterasu!

Un instante después, aparecieron en los brazos y en los hombros del ogro, inmensas llamas negras.

-¡Ahí está! - pensó Kagura, acercando la pluma por encima de la cabeza del susano'o, para luego ponerse de pie y desplegar su abanico.

-¡¿ESTO ES TODO LO QUE TIENES?! - preguntó Tsubaki, antes de ver confundida a la mujer de ojos carmín.

Haunted and Lost | COMPLETODonde viven las historias. Descúbrelo ahora