Capítulo 22: Los intrusos.

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El reloj antiguo en su habitación sonó. Ya eran las 9 de la noche y Sasuke continuaba sentado frente a su escritorio, repasando una y otra vez, los nombres de cada hueso del cuerpo humano.

Agotado, se estiró un par de veces y se levantó de su silla, recorriéndola por debajo de la mesa de madera para guardarla. Acto seguido, acarició la cabeza de Koryu, quien dormía cómodamente en uno de los sillones, y salió de su cuarto.

Una vez que cruzó el pasillo del tercer piso y bajó las escaleras, se encontró con Temari y Gaara. Ambos cargaban con algunas bolsas de tela e iban más arreglados de lo normal.

-Buenas noches. – los saludó con una sonrisa.

-¡Ay, Sasuke! ¡Qué bueno que bajaste! – exclamó la castaña. – Ya estaba a punto de subir para avisarte que vamos a ir al hospital.

-¿Al hospital? – preguntó, confundido y un poco asustado.

-Nuestro hermano mayor está internado. – respondió Gaara, poniéndose encima una gabardina rojo oscuro. – En caso de que nos tardemos mucho, les dejé sus cenas en el refrigerador junto a la mesa.

-¡Uy! ¡Se nos hace tarde! – dijo Temari, tomando dos paraguas de un perchero, junto a la barra de la recepción. - ¡Buenas noches! – se despidió con una reverencia; al igual que su hermano, y se encaminaron hacia la puerta corrediza de la residencia. 

Sasuke suspiró. De pronto, escuchó un sonido de su celular, por lo que lo sacó de su pantalón. Había dos mensajes en su bandeja de entrada. Uno era de Shikamaru y el otro, de Naruto. Viendo la pantalla con atención, apretó un botón y abrió el primer mensaje.

-"Esto de las reuniones familiares es un fastidio". – bufó con una sonrisa. – Típico de Shikamaru. - apretó el botón con la flecha de abajo y siguió leyendo. – "Puede que regrese como a las 12 o a la 1". – volviendo a tener una mirada seria, salió del mensaje de su antiguo compañero y abrió el de su hermano. – "Lo lamento, Teme. Parece que nuestra maratón tendrá que esperar. Mi mamá y Karin confabulan en mi contra y quieren que nos quedemos a dormir". – al terminar de pronunciar la última palabra, su celular se resbaló de sus manos. Tratando de mantenerse de pie, se apoyó en la gran barra de la recepción. – Maldición... - susurró con temor. - ...estoy solo.

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-Gracias por ayudarme Sakura, de veras. – comentó Naruto, entrando nuevamente a la habitación de Sasuke. - Y perdón por molestarte con esto aún después de la cena.

-Tranquilo, no pasa nada. – afirmó la joven, con una sonrisa.

Luego de que el rubio volviera a su labor de revisar los cajones y el closet de su hermano adoptivo, Sakura siguió revisando otros muebles. Como el antiguo escritorio de Sasuke, por ejemplo. En ese último sitio, encontró un curioso libro, el cual, tomó en sus manos para hojearlo. 

Sonrió un poco al saber que se trataba de un antiguo álbum de fotografías. Se encogió de hombros. Se aproximó a una de las maletas y lo colocó sobre la ropa limpia que ya estaba guardada, para luego cerrarla. Naruto no se percató de nada, ya que se había metido de lleno en el closet.

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El viento soplaba, levantando con suavidad sus largos mechones negros. Al abrir los ojos, se dio cuenta de que ya no estaba en la residencia Sabaku, sino dentro de un inmenso campo de flores. El cielo azul brillaba arriba suyo. Cuando se inclinó a un lado, para levantarse, sus ojos se abrieron como platos. 

Parados a unos metros de él, se encontraban sus padres y su hermano mayor, dándole la espalda. El viento siguió soplando. Se puso de pie y los llamó. No podían escuchar su voz. Y cuando notó que ya estaban por marcharse, quiso gritar más fuerte. Aun así, nunca consiguió llamar la atención de los tres. Lo habían dejado. Lo habían abandonado. Lo habían destruido por dentro.

Haunted and Lost | COMPLETODonde viven las historias. Descúbrelo ahora