Capítulo 14: La llamada.

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Pasando varias horas en la calle, Sasuke y Himawari fueron y vinieron; de un lado a otro, por las diferentes avenidas y parques de Tokio.

De vez en cuando, en callejones vacíos, eran perseguidos por algún Youkai debilucho que tuvo la suerte de toparte con la fruta Tsuchigumo. 

Por fortuna, la joven no tardaba en deshacerse de ellos. Y aunque de pronto sus golpizas se convertían en un carnaval sangriento, el Namikaze fue capaz de tolerarlo. Porque, después de todo, lo estaba protegiendo a su manera. 

Luego de que los colores en el cielo se tornaran en una exótica mezcla de morados y azules, por el anochecer, decidieron que era hora de regresar a la residencia Sabaku.

Mientras caminaban al lado de varias tiendas de tela, de pronto, la hibrida se detuvo frente a un poste, llamando la atención de Sasuke. Con sus ojos rojos fijos en el cartel de una feria, apretó los puños por lo bajo.

***

-¡Kiba! ¡Te advertí que no debías llevar a Hinata a esa feria! – gritó enojada la bruja de cabello escarlata, propinándole una bofetada en su mejilla izquierda.

-¡Pero, tía Enju! – con lágrimas en sus ojos rasgados, fue capaz de enfrentar su dura expresión. - ¡Ella tiene tanto derecho de divertirse como los otros chicos de nuestra edad!

-¡Hinata no es humana ni demonio! – replicó. - ¡Y si Tsubaki se entera de que sigue viva, volverá a utilizarla para seguir matando familias! ¡¿Eso quieres?!

El chico enmudeció. Apretó los labios con frustración y dejó que las lágrimas cayeran a sus mejillas. La pequeña de corto cabello azulado, quien había estado escuchando aquella conversación, detrás de una pared, se abrazó a sí misma, y comenzó a llorar en silencio.

***

-¿Te gustaría ir?

La voz del muchacho la despertó de sus pensamientos, por lo que volteó confundida hacia él.

-A la feria de Adachi. ¿Quieres ir?

Sus ojos carmesí observaron de nuevo el cartel. Ahora que estaba cerca de la madurez, podía hacer lo que quisiera. Incluso ir a un lugar que, hace mucho tiempo, Enju consideraba rotundamente prohibido.

-¿Cuándo?

-Si te parece bien, podría ser el próximo sábado. – sugirió Sasuke.

-De acuerdo. – devolviéndole el gesto, se encogió de hombros. – Pero, con una condición. No saldrás de la residencia Sabaku a menos que sea absolutamente necesario. 

El joven la vio confundido... hasta que recordó lo que le dijo en el restaurante. ¿Y si la residencia estuviera protegida por un campo anti demonios?

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-InuYasha, ¿Me ayudarías a poner la mesa? – cuestionó Rin, dejando sus zapatos en el vestíbulo y corriendo directamente a la cocina.

-S-Seguro... - susurró con dudas, dejando sus propios zapatos en el piso y entrando a la sala. – Qué raro. – comentó, viendo lo espacioso que era el lugar y siendo escuchado por el mayor, quién estaba colgando un paraguas en un perchero de madera. – Estaba seguro de que encontraría un basurero.

Cuando escuchó aquello, Sesshomaru lo fulminó con la mirada.

-Al menos... - musitó sonriente. – ...yo tengo mi propia casa. 

InuYasha también tenía buen oído, así que se giró hacia él y le dedicó una expresión salida de una película de miedo.

-¡¿Qué?! ¡¿Acaso quieres pelear?! – cuestionó molesto, con un tic en su ojo izquierdo. 

Haunted and Lost | COMPLETODonde viven las historias. Descúbrelo ahora