Capítulo 51: Esfera de sangre.

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Un rato después, en el que se internaron en un camino rodeado de árboles y el cielo mostraba un luminoso atardecer, Sango estacionó la camioneta negra frente a un gran fuerte de madera. En ese mismo lugar, se hallaba estacionado otro vehículo.

Uno que correspondía a la estación de policía del distrito de Adachi, en Tokio.

Al verlo, la mujer apagó la camioneta negra y salió. Confundidos, Hinata y Sasuke la siguieron con la mirada. Miroku suspiró. Se llevó una mano a su cuello y, unos segundos después, también salió.

-¡Hermana! - Kohaku salió de la patrulla, corriendo con una gran sonrisa hacia Sango, quien lo recibió con los brazos abiertos.

-¿Qué haces aquí? - cuestionó, atónita de que se cumpliera su sospecha.

-Tsukuyomaru me pidió que viniera. - explicó, rodeándola de sus hombros con su brazo derecho, para luego preguntarle en voz baja: - ¿Es cierto que Miroku se armó de valor y salió de su oficina para buscar a Tsubaki?

-No exactamente. - respondió el sumo sacerdote, apareciendo ante ellos de pronto y asustando al castaño. - Mi prima y sus amigos estaban en peligro. Ellos también son parte importante del templo Higurashi así que, si o si, tenía que hacer algo para ayudarlos.

-¿Aunque los ancianos locos no estuvieran de acuerdo? - preguntó Kohaku, poniendo una mueca.

Miroku suspiró y asintió con una sonrisa.

-Bueno, con eso me basta.

-¡Detective Kuwashima!

De pronto, dos mujeres; una pelirroja y otra de cabello castaño, salieron de los asientos traseros de la patrulla, llamando la atención del matrimonio.

-¡No es por presionarlo ni nada, pero...!

-¡Karin!

Antes de continuar, la mencionada volteó a la camioneta negra, estacionada al otro lado del sitio. Sasuke había bajado del vehículo para correr hacia ella y abrazarla con fuerza. Ver una cara conocida, hizo que se emocionara tanto como para derramar un par de lágrimas.

-Qué alivio, estás bien. - susurró agradecida, correspondiendo su afecto y acariciando sus cabellos negros. - Por casualidad... - separándose, levantó un poco sus lentes rojos y se limpió sus ojos y sus mejillas. - ¿Sabes algo de mamá y de Naruto?

Al escuchar la interrogante, la mirada del muchacho palideció.

***

-¡No la escuches, Sasuke! ¡Yo quise hacerme cargo de ti porque quería protegerte! ¡Apoyarte para que salieras adelante! ¡Para que, en nuestra compañía, pudieras superar de a poco tu dolor!

-¿De verdad? Si realmente hubieras cumplido con el papel de tutora y guardiana del que tanto presumes, no estaríamos aquí en primer lugar. Dejaste que se escapara de tu casa y ahora, tu vida, la de tu hijo y sus amigos, penden de un hilo por tus descuidos.

-¡¡Ya basta!! ¡Ya estoy cansado de que los demás siempre sufran por mi culpa! ¡De que nunca puedan verme más allá de los pesares que cargo sobre mis hombros! De que siempre quieran sobreprotegerme, como si fuera un jarrón...

***

-Dios... - pensó asustado. - ¿Qué hice?

-¿Sasuke? - Karin intentó tomarlo de su brazo derecho, pero él no lo permitió, dando un par de pasos hacia atrás.

De pronto, la gran puerta del fuerte de madera se abrió. Detrás de ella, se encontraba Tsukuyomaru, sonriendo con los brazos cruzados.

Al verlo por el cristal polarizado de la ventana, Hinata tragó saliva. Tomó la manija de la puerta y la abrió, despertando confusión y curiosidad entre los presentes, por su sorpresiva aparición.

Haunted and Lost | COMPLETODonde viven las historias. Descúbrelo ahora