Capítulo 50: Agujero negro.

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-¿Qué fue lo que pasó? - cuestionó Midoriko Higurashi, reuniéndose con uno de los médicos que ejercían en el hospital Shikon.

Eran las 3:00 de la mañana. El pasillo del primer piso estaba en silencio y despejado. El hombre, quitándose los lentes y observándola un segundo, suspiró.

-Un accidente automovilístico. - explicó, con sus ojos dirigidos a los papeles que sostenía en sus manos. - El único que sobrevivió, fue ese chico. - señaló unos asientos pegados a la pared del pasillo, antes de suspirar de nuevo y retirarse.

Miroku tenía 8 años cuando perdió a sus padres y quedó a cargo de la suma sacerdotisa del templo Higurashi.

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-10 años después.-

-¡No juegues con nosotros, Midoriko!

-¡Miroku es demasiado joven, no podrá ejercer un cargo de esta magnitud!

-Claro que lo hará. - replicó la anciana sacerdotisa, sentada frente a cinco hombres más jóvenes, portando grandes cadenas de oro en sus cuellos, con diferentes símbolos que representaban los 4 elementos de la naturaleza. - Si no, ¿Entonces qué sentido hubiera tenido exigirle tanto en sus estudios, su conducta y sus poderes?

-¡Ese es tu problema, no nuestro!

-¡¿Conducta?! ¡No nos hagas reír! ¡¿Sabes lo que hace todas las noches?! ¡Sale de fiesta, se emborracha y se acuesta con cualquier mujer que le sonríe!

-¡Ya dejó de ser el títere perfecto que creaste! ¡Acéptalo y lárgate!

-¡Yo soy la suma sacerdotisa! - gritó, enojada, dejando atónitos a los presentes. - ¡Y aunque no estén de acuerdo, como los descendientes de los primeros sacerdotes de este templo, le daré mi cargo a mi querido nieto!

Los hombres silenciaron, indignados. Midoriko, aprovechando aquello, se levantó de su asiento y se retiró de la sala... solo para encontrarse con Miroku, recargando su espalda en la pared del pasillo.

-Ya deja de esforzarte tanto, abuela. - le pidió molesto, girándose para marcharse de ahí. - Aunque me lo supliques, no lo haré.

-Estoy enferma. - confesó, deteniéndolo a medio pasillo. - Me queda poco tiempo y necesito asegurarme de que tú y tus primas estarán bien sin mí.

-Entonces haz que Kikyo ocupe tu lugar.

-Ella no tiene la edad ni la madurez suficiente. Tú sí.

Miroku volteó un momento hacia ella.

-Es parte de tu destino, así que no reniegues y cúmplelo.

-¡Odio este lugar! - gritó con rabia, dando media vuelta y corriendo lejos de la mujer.

Midoriko, bañada en tristeza, cayó al suelo y empezó a llorar. Primero los padres de Miroku y luego los de Kikyo y Kagome. Ya no quería perder a alguien más. Mucho menos, por su arrogancia como sacerdotisa.

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Al ser la autoridad máxima del templo Higurashi, Miroku podía hacer y deshacer cualquier cosa según su voluntad.

Una de sus primeras órdenes y de las más difíciles de llevar a cabo, fue que InuYasha ya no pudiera visitar a su madre en el hospital, debido a que abusaba de su habilidad, para transportar su alma al mundo astral, con la esperanza de traerla de vuelta del coma.

Haunted and Lost | COMPLETODonde viven las historias. Descúbrelo ahora