❧Prólogo

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Italia

Cinco años después.

Maximiliano

Los años han pasado lentamente.

No ha sido una pérdida de tiempo el estar tanto tiempo lejos, más bien, pude planificar cada paso a seguir.

El laboratorio que tanto protegimos, resguardándolo hasta de nuestras sombras, se volvió nuestro nuevo hogar.

Aquellos que nos atacaron, nos buscaron por cielo y tierra quedándose con las ganas de encontrarnos.

—Acaba de llegar esto – informa Alexander.

Tomo el sobre rojo que me extiende anticipando lo que es, ya que una vez por mes llega a nosotros repleto de información de nuestro enemigo principal, el intento de Boss.

Quien tiene una linda bala reservada.

Informe de muerte:

El veneno utilizado se denomina ántrax.

Dentro del cuerpo humano actúa en forma de bacteria. Fue introducido en el antiguo Boss a través de un corte en la piel, y desde ahí, los días próximos sirvieron como incubadora.

La primera semana fue la más leve. Los primeros síntomas fueron mareos, dolores de cabezas y algunos vómitos de sangre.

La segunda semana fue una fase intermedia, en donde el cuerpo comenzó a lastimarse por si solo, es decir, se auto produjeron ulceras.

PD: por si no entendés, las ulceras son lastimaduras en donde la carne queda totalmente expuesta.

Continuando, ya para la tercera semana, es decir, la fase tres, dichas ulceras comenzaron a infectarse trayendo como resultado fiebres altísimas.

En conclusión, el veneno elegido fue el mejor. No dejo rastros y la muerte fue tomada como una causa "natural"

PD2: ¿Cuándo nos vemos? Tengo una noticia que darte en persona.

PD3: Detesto este lugar

Att:

Rojo Carmesí

Quemo la carta al terminar de leer, mientras dejo la sala improvisada.

En el camino le comento a Alexander sobre su contenido y el muy idiota se ríe gracias a la última línea. Para mi mala suerte, el blanco predomina en cada rincón del lugar, pero es algo a lo que me acostumbre por obligación

Las personas con uniformes y trajes van de un lado para otro mientras diviso la puerta al final del pasillo. La imagen al abrirla me comprime el tórax mientras finjo una sonrisa en dirección a la luz de mi vida.

—¿Cómo se encuentra mi princesa? – cuestiono.

Mi interrupción repentina capta la atención de las tres personas dentro y cruzo las barreras de seguridad afanado por llegar a ella.

—¡Papi! – exclama feliz.

Me ubico en el espacio vacío a su lado y la atraigo a mi cuerpo envolviéndola en un abrazo.

La enfermedad de Raina a sido el principal motivo por el cual me quede oculto intentando de todas las formas posibles eliminar las toxinas que quedaron en su cuerpo gracias a los químicos de las detonaciones.

Al ser prematura y absorberlas directamente su sistema inmunológico ha estado fallando incontable de veces pero gracias a Alexander y a su madre, todo parece estar mejorando para ella.

—Me encuentro bien – me tranquiliza. —Mami ya me dio mis medicinas.

Mis ojos van a parar a la mujer, ahora pelirroja y no soy capaz de sostenerle la mirada. Cada vez que la veo, recuerdo la imagen de mi hermano sobre ella.

—Si todo sale bien, estas serían las ultimas dosis – informa Isabella. —Unas semanas más y podrá salir definitivamente.

Ni siquiera me molesto en contestarle, Alexander acaba de decirme exactamente lo mismo.

—¿Oíste eso Raina? - capto la voz emocionada de Günther. —Pronto vas a poder salir a jugar.

Mi pequeña lo mira sonriéndole y la ilusión en sus ojos me revive, me saca de la oscuridad en la cual estoy desde hace cinco años.

—¿Vas a quedarte conmigo, papi? – pregunta tomándome de la mano.

Sus ojos grises, como los de Azul, me miran expectantes.

—¿Quieres que me quede? – pregunto haciéndome el desentendido.

—¡Si! – exclama. —¡Podemos ver una peli!

La atraigo besándole la frente.

—Pues me quedare.

Comienza a parlotear con su hermano sobre que película animada ver. Alexander se despide dejándonos solos y tomo la mano de su madre cuando intenta seguirlo.

—¡Quédate! – exijo.

Si algo me ha quedado claro en todos estos años, es la importancia que tiene para ellos. Por ende, me esfuerzo en pasar momentos los cuatro juntos.

Toma lugar en la cama continúa abriéndole los brazos a Günther, quien se ubica feliz dejando en claro su preferencia.

Hago lo mismo con Raina, intentando despejarme y olvidarme de todo por lo menos las próximas dos horas.

Rojo Carmesí [Libro II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora