Capítulo XXI Parte I

620 51 1
                                    

"A ellas, quienes disfrutan de esto tanto como yo"

Ahidalay, Jazmín y Donají

Maximiliano.

En comparación con Moscú, Kazán era nada. Pero por alguna extraña razón, el intento de Boss la había tomado como suya. Planificar una entrada en su territorio no es el problema.

Masacrarlos a todos tampoco. Por el contrario, voy a disfrutar cada jodido momento. Estuve esperando esto por muchos años. La emoción era grande al igual que la adrenalina que corría por mis venas.

—¿Aviones?

Sobrevolar suelo ruso no era una opción. Mijaíl tiene buenos radares y podrían detectarnos llegar con facilidad. Lo ideal para nosotros era entrar por tierra. Tal y como mi primo lo propuso.

—Tierra entonces - concluye Lukas.

—Irás con Samuel - hable en su dirección. —Deben encontrar al pequeño bastardo antes de que ataquemos.

—No creo que sea buena idea que Lukas valla - interviene Beltrán.

Me limito a mirarlo, como si tuviera que pedirle su opinión o tener en consideración alguna ridiculez de lo que sale de su boca. Tal y como lo imaginaba, no es capaz de sostenerme la mirada. Nunca lo fue.

—Iré - afirma Lukas. La seguridad en sus palabras me sorprendió. Nunca se había interesado tanto como ahora. Pero me gustaba esta parte de él. —Estoy aburrido de estar quieto.

—¿Qué hacemos cuando tengamos a Iker? - pregunta Samuel.

Que lo llame por su nombre me hace dudar si realmente está listo para esto. Parece leer mi mente ya que agrega enseguida;

—¿Lo matamos o lo traemos?

Ese si era mi hermano o, por lo menos, lo que necesitaba que fuera en estos momentos. Era un doble de Marcos en muchos aspectos. Ambos estaban en contra de tocar a las mujeres y a los niños. Compartía su forma de pensar en la mayoría de los casos pero no en este.

El mal nacido de Mijaíl no había tenido consideración con mis hijos cuando intentó matarlos por lo que yo no la tendría con el suyo.

—Hagan lo que sea necesario hacer en ese momento.

Todos en esta habitación sabían que las cosas se podían joder en cualquier momento. Nuestras vidas estarían en riesgo en el mismísimo momento que pongamos un pie en su territorio por lo que no podíamos darnos el lujo de pensar mucho las cosas.

Era matar o que nos maten.

Y en todo caso, preferiría lo primero.

—Nos iremos a preparar - informa Lukas.

Asentí. Serían los primeros en salir.

Samuel lo sigue.

—¿Cómo atacaremos la ciudad? - interviene Ichiro por primera vez.

Mis ojos viajan a la punta de la habitación. El japonés se mantiene firme contra la pared. Es tan sigiloso que podría pasar desapercibido sin ningún problema. Por eso era necesario en estos momentos, porque entraría a la mansión para asegurarse de que mi hermano cumpla con lo que le ordene.

—Con fuego, llegaremos a su ciudad tal y como ellos vinieron a nuestro hogar - le respondo. —La diferencia es que ellos si arderán.

Hubo un silencio. Seguramente esperaban la forma tradicional. Armas y balas. Pero eso no era suficiente para mí. Necesitaba aniquilarlos de la peor manera. Necesitaba verlos retorcerse de dolor. Necesitaba que pierdan todo y sepan por qué lo hicieron.

Rojo Carmesí [Libro II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora