Isabela
La habitación estaba a oscuras, pero no estaba sola. Camine hacía la cama con pasos dudosos y gemí cuando la mano en mi cuello detuvo mis pasos. La presión era exquisita y me dejé hacer cuando sentí la otra mano deslizarse por mi cuerpo.
—¿Te gusta hacer esperar a tu esposo?
La voz de Maximiliano sonó más gruesa que de costumbre. Tire mi cuello hacía atrás cuando comenzó a dejar besos en mi cuello. Sus labios devoraban mi piel mandando una corriente eléctrica a mi parte baje, corriente que se intensifico cuando sentí su mano se aferró a mi pezón sin consideración.
—Es una chica muy rebelde — su aliento rozo mis labios —. Creo que deberíamos enseñarle a comportarse.
Jadee cuando sus dedos comenzaron a penetrarme con intensidad haciéndome mover sobre el falo duro que tenía detrás.
—¿Crees que eres una chica rebelde, Isabela? — cuestiono Maximiliano.
Asentí sin ser capaz de articular. Una chica de bien no estaría en esta situación.
—Responde, Isabella.
—Si, joder, si — afirme —. Más rápido — pedí.
Obedeció aumentando las estocadas provocadas por sus dedos. El calor comenzó a intensificarse anunciando el orgasmo que...
—Córrete en los dedos de tu cuñado, Isabela.
Sus palabras hicieron de mi liberación la más placentera de mi jodida vida. Las piernas me temblaron y hubiera caído si no fuera por la mano firme que no deja mi cuello.
—De rodillas — ordenaron a mi espalda y mis piernas se doblaron por si sola.
—Vas a ser una buena chica — pidió la segunda voz —. Y vas a abrir esa dulce boquita para ambos.
Asentí saboreándome.
Tomé ambas en cada una de mis manos y comencé a masturbarlos, torturándolos con movimientos suaves. Detuve la primera mano llevándome a la boca la polla de Samuel. Saboree el miembro erecto chupando el glande que palpitaba sobre mi lengua. La saque de mi boca para atender la polla de mi esposo engulléndola entera.
Conocía sus gustos. Samuel prefería lo delicado. Maximiliano prefería penetrar mi boca con estocadas que me hacían blanquear los ojos.
Como ahora, que entraba y salía de mi boca sin compasión. El agarre en mi cabello ardía, pero no se comparaba con el ardor en mi vagina. Gemí cuando libero mi boca y lejos de acabar me guio hasta dejarme frente a la polla de su hermano. Entendí la demanda y devoré el miembro de Samuel con lamidas y succiones suaves.
—Voy a taladrar ese culo — dijo Maximiliano mientras me desprendía del suelo.
La mano de Samuel me guio hasta nuestra cama y caí a horcajadas de él. Me penetro enseguida haciéndome ver las estrellas mientras mis paredes se abrían para recibirlo.
—Joder, preciosa.
No dude en comenzar el vaivén sobre él buscando la pronta liberación. Mi interior palpitaba y gemí por cuarta vez cuando sentí la intromisión en mi parte trasera. El dolor me hizo lagrimear mientras mi esposo soltaba las estocadas que me hacían vibrar.
—Dios.
Arque mi espalda cuando jalo mi pelo. Era brusco y yo una enferma ya que eso solo me excitaba más.
—No es dios, Isabella — hablo Samuel aumentando la velocidad de sus estocadas —. Es la bestia y su hermano quienes te están follando.
El orgasmo llego junto con la liberación de Samuel. Podía sentir el liquido correr por mis muslos cuando Maximiliano me saco de arriba de su hermano para ubicarme en cuatro sobre la cama. Pincelo los labios de mi vagina antes de deslizarse dentro como un animal. Las estocadas eran fuertes y certeras que me hicieron ver el cielo por no se cuanta vez.
—Chupa — pidió Samuel.
Había vuelto a excitarse.
Obedecí disfrutando del sabor de su miembro. Una de las cosas más deliciosas que he probado en mi vida.
La liberación alcanzo a mi esposo y la ausencia de llenura me provoco un quejido que fue remplazado por otro de placer cuando Samuel volvió a deslizarse dentro mío. No sé en que momento cambiaron los lugares, pero ahora mi cuerpo se movía gracias a las embestidas que me daba mi cuñado.
Su mano cayo sobre mi nalga y el sonido fue exquisito.
Me sentía una muñeca de trapo cada vez que me movían para cambiar de posición, pero debía reconocer que sentirlos a ambos dentro mío era el jodido paraíso. Mi cuerpo se arqueo con el orgasmo, la cordura me fallo por completo y todo se volvió negro.
Abrí los ojos asustada. Un sudor frio me recorría la frente y aprete las sabanas a mi cuerpo viendo que estaba desnuda.
¿Qué había pasado?
A mi derecha, Maximiliano dormía plácidamente. Mire debajo de las sábanas. También estaba desnudo. Salí de la cama de un salto. A mi izquierda el monitor me mostraba el cuarto pintado de rosa que me aseguraba que ella dormía. Me apresure al baño aferrándome al lavamanos. Estaba completamente enferma. No podía creer haber soñada tal cosa.
Se sintió real
Abrí el grifo juntando agua en mis manos y me la tiré en la cara. Estaba completamente loca y alborotada. Debía reaccionar. Solo fue un sueño me dije evocando un momento de anoche. Mis ojos fueron a mi hombro y palidecí con lo que había.
¿Fue un sueño o no?
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¿Fue un sueño o no?
Pecaminosas, les dejo este extra que tenía guardado hace mucho. Tiene un mensaje oculto.
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Rojo Carmesí [Libro II]
RomanceLas traiciones solo llevan a una cosa, venganza y muerte. Maximiliano fue obligado a esconderse para proteger lo que más le importaba en la vida, sus hijos. Una simple batalla no determina quien gana la guerra y el jefe aleman tenía demasiado claro...