EXTRA: DIA DE LA MUJER

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"A todas aquellas mujeres que luchan, se esfuerzan y persiguen sus sueños sin detenerse a pensar en lo que dirán. Somos seres únicos. A mi mama por ser una luchadora que supo sacarnos adelante y a mi pequeña sobrina que inunda mi vida de luz.

Feliz día"

Isabella

El viaje hasta Italia fue bastante bueno. A pesar de que la herida aun me dolía cuando intentaba hacer la más mínima fuerza, soporte el viaje aferrada a la mano de mi esposo, quien aún estaba dormido por órdenes del italiano.

Sicilia se había convertido en nuestro hogar temporal por lo que anhelaba estar acá. Alexander insistió en instalarnos en su casa. Maximiliano necesitaba estar cerca de un médico por lo cual accedí sin problemas.

Fueron días agobiantes mientras nos instalamos sin mencionar el ambiente tenso que se generaba cuando mi cuñada y Lía compartían espacio. Gracias a no sé quien, el problema entre ambas se solucionó y empezamos a vivir días de paz esperando que la amenaza de infección de Maximiliano pasara.

—Ponte algo cómodo - pidió Sophia desde la puerta de la recamara. —Pero elegante.

La miré intentando que me diera alguna explicación de su repentino pedido.

—Saldremos - agregó.

Volví a mirarla.

—¿A dónde?

—A un spa - la voz de Azul se nos unió. Traía un vestido salmón super holgado, —Merecemos mimos.

—Tendremos un día solo de mujeres - agrega la italiana.

Dude por unos segundos pero termine yendo a cambiarme. La idea me ilusionó mucho. No me venía mal relajarme. No podía hacer nada por Maximiliano hasta que despierte y mi hijo estaba metido en sus estudios.

Baje encontrándome con Lía, Ginna y Raina. Las pequeñas se veían muy felices por la salida. Emma también estaba con ellas. La presencia de la mujer de Samuel dejó de incomodarme. El merecía intentar ser feliz y tenía claro que mi lugar en su vida jamás podría ocuparlo nadie.

—Pues andando - alentó Sophia.

Uno de los guardias de Alexander fue el encargado de llevarnos hasta uno de los mejores hoteles de la ciudad. La camioneta que nos transportaba se detuvo después de un tiempo dejando a la vista una estructura de ensueño.

Baia di Ulisse

Sophia fue quien dirigió la marcha nuevamente. La italiana hacía resonar los tacones con cada paso y la seguridad era una coraza que mantenía siempre haciéndola ver radiante en cualquier momento.

Como ahora que traía unos zapatos LV de color negro y un vestido ajustado que le hacían juego. Todas la seguimos sintiendo lo mismo cada vez que alguien se giraba a mirarnos; poder. No solo hombres sino también muchas mujeres nos miraban mientras nos adentramos al lugar.

Mis ojos viajaron a Emma, vestía una falda tubo corta con una camisa azul marino haciéndola lucir hermosa. Sentí una opresión en el pecho. No venía tan elegante como ellas, inclusive Lía se veía fenomenal con sus jeans.

Ignore todo cuando llegamos a la recepción del lugar. Quedé maravillada. Jamás había estado en un lugar tan hermoso y elegante como este.

—Es genial mami.

Raina estaba igual que yo. Su emoción me hizo jurar que haría estas cosas con ella más seguido.

—Tenemos una reservación a nombre de Shopia De Luca.

Rojo Carmesí [Libro II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora