Capítulo 3.

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Entró sin hacer ruido, avanzando sobre las puntas de sus pies, con la única intención de llegar a su dormitorio y dejarse caer sobre la cómoda cama que lo esperaba.

—Jimin —su padre le llamó, provocando que su cuerpo diera un pequeño brinco del susto.

Hoseok se obligó a reprimir la risita ante la tierna escena que le regalaba su hijo.

—Papá... —esbozó una encantadora sonrisa, intentando de esa forma lograr cautivar a su padre.

El alfa lo observó con atención desde su posición; estaba sentado en uno de los sofás, a un lado de la ventana. No pudo contener la mueca de disgusto que se formó en su rostro, cuando las fuertes feromonas de otro alfa picaron en su nariz.

—¿Dónde pasaste la noche? —exigió saber.

Jimin soltó un suspiro cansado. Odiaba los interrogatorios de su padre.

—Con unos amigos, papá.

Hoseok le creyó de inmediato, porque jamás ponía en duda las palabras de su hijo. Desvió sus ojos oscuros del rostro del omega, descendiendo por su cuello hasta que unas marcas rojizas captaron su total atención.

—Amigos... —repitió, no muy convencido.

Saber que su único hijo, su cachorrito, ya llevaba una vida sexual activa, solo provocaba que todo su instinto protector brotara por cada uno de sus poros, dejando en claro cuánto le disgustaba aquello. Pero una pequeña parte de él, se sentía inmensamente aliviado, recordando cuán responsable era Jimin respecto a sus propios cuidados.

—Lo que dije —respondió el omega, sintiendo la mirada inquisidora sobre su cuerpo.

Movió inconscientemente una de sus manos, intentando tapar de esa forma las marcas que sabía la ropa no alcanzaba a cubrir. El alfa lo notó, apartando finalmente sus ojos de su hijo.

—¿Vas a desayunar?

—No... —miró hacia el fondo del pasillo, justo donde estaba su dormitorio— ¿Puedo irme ya? Tengo sueño y quiero descansar antes de ponerme a estudiar.

Hoseok volvió a mirarlo y asintió en respuesta, con un movimiento suave de cabeza. La comunicación entre ellos parecía no existir, por más que él pusiera de su parte, Jimin jamás le dejaba cruzar esa barrera invisible, apartándolo poco a poco más de él.

Y no lo culpaba por ello, porque él era el único responsable de que su familia se haya roto.

Te extraño, Yoongi...

Su lobo solía llamar a su omega, lamentando cada segundo que pasaba sin él.



Ω


El fin de semana había acabado, trayendo consigo el molesto ruido de su despertador como cada mañana, arruinándole el perfecto sueño que estaba teniendo. Separó los párpados con pereza, deseando no tener que levantarse tan temprano para poder seguir disfrutando del calor que su cama le brindaba.

—¡Jimin, se te hace tarde! —escuchó desde afuera de su pieza el grito de su padre, quien añadió unos golpecitos en su puerta, asegurándose de que estuviera despierto.

—¡Ya estoy despierto! —gritó de vuelta, sonando tan irritado como de costumbre.

Se estiró aún estando acostado, extendiendo todas sus extremidades para darse los ánimos necesarios. Frotó con sus pequeñas manos empuñadas sus ojos, eliminando de esa forma todo rastro de sueño que en ellos albergaba.

With you Ω KM.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora