Capítulo 46.

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Le dolía todo.

Woobin no solo la había golpeado salvajemente, sino que también había abusado sexualmente de ella, frente a Hoseok.

La cara de horror de Hoseok cuando él la recostó sobre una mesa mugrosa y rasgó su ropa interior, quedará grabada por siempre en su memoria. Su corazón se hundió en la tristeza, y la vergüenza la consumió en ese instante. La humillación la abrazó tan fuertemente que la hizo llorar y suplicar.

Pero Woobin no se detuvo, ni siquiera con los gritos y gruñidos de Hoseok, quien le pedía que se desquitaba con él y no con ella.

Oh, mi dulce Hoseok...

Era el alfa más noble que había conocido, incluso si en el pasado había sido tan malo como Woobin. Porque sí, su esposo le contó todo, sin omitir detalles, burlándose de la elección ridícula que había hecho con el alfa que había decidido tener de amante.

Él cambió. Él no es malo. Él es bueno.

Ella había apartado su rostro, negándose a ver los ojos inyectados en sangre de Hoseok. Simplemente no podía verlo a través de las lágrimas, mientras su cuerpo era usado violentamente por el animal de su esposo.

Pero Woobin la obligó.

No solo la obligó a tomarlo, sino que la obligó a mirarlo. Y Hoseok también fue obligado a mirar y escuchar los gemidos estrangulados que escapaban de su garganta.

Lo odio. Odio todo esto. Lo odio...

Esperaba que si lograban escapar de ahí, ella y Hoseok pudieran superar esta mierda de alguna manera y poder seguir juntos. Esperaba de todo corazón que Hoseok la perdonara y olvidara. Y si no salían, si no lograban escapar de las fauces de su maldito esposo, esperaba recibir la muerte junto a Hoseok.


Ω


Jimin se obligó a tomar una gran bocanada de aire, intentando controlar de esa forma su llanto. Fue inútil.

Las lágrimas no dejaban de salir, rodando con fuerza por sus mejillas enrojecidas. Los sollozos salían contra su voluntad, incluso si los ahogaba apretando fuertemente los labios.

Todo esfuerzo era ridículamente inútil, joder.

Derrotado, se cubrió el rostro con ambas manos y se entregó por completo a la tristeza desgarradora que lo envolvía desde hacía rato.

Desde que su hija se había ido para siempre.

Y lloró, desgarrando su garganta. Fue como en el pasado, cuando su padre le explicó entre lágrimas mal contenidas el motivo por el cual su padre omega no volvería nunca más. Esa sensación de pérdida lo estaba golpeando nuevamente, pero ahora con mucha más fuerza.

El débil vínculo que lo unía a Jungkook vibró en preocupación. Su alfa sentía su desesperación, así como él comenzaba a sentir la suya. Jimin lo bloqueó. No quería sentir ni compartir nada con su alfa por ahora.

No supo cuánto rato estuvo así, llorando y sorbiendo sus mocos cuando estos se mezclaban con las lágrimas, pero el quejido lastimero de Jiyoon cesó abruptamente su lamento.

—Ngh... —ella se quejó bajito, frunciendo el ceño que solo provocó que su rostro se contrajera en una mueca cargada de dolor.

Jimin respiró profundamente y luego exhaló, como por enésima vez, solo que esta vez sí pudo contener el llanto. Observó a la omega, su ojo derecho para ser más específico. La sangre se había detenido, luego de que él se las arreglara para rasgar parte de su ropa y hacer un poco de presión en la herida.

With you Ω KM.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora