Extra 4.

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Hyun.







Con el paso de los años, el hombre al que debía llamar abuelo, se volvió más mañoso y agresivo. Y Hyun le temía, por supuesto, ya que era el alfa de la familia donde estaba metido, a quien debía obedecer y honrar por sobre todo.

Una verdadera mierda.

—Ven aquí, omega —el abuelo le llamó, palmeando una de sus piernas. Era una clara invitación para que se sentara sobre su regazo.

Hyun dejó de secar los platos y lo miró con recelo, deseando poder estar en otro lado, fuera de su alcance.

—¿No me escuchaste? —el abuelo gruñó, sus mejillas y nariz coloradas por el exceso de alcohol que ingería cada día— Ven aquí.

Hyun se tragó las palabras negativas que deseaba pronunciar y obedeció, como el buen omega que se suponía debía ser. Por lo general, la abuela llegaba a tiempo para salvarlo de las asquerosas garras del abuelo, pero esta vez estaba lejos, comprando en la ciudad, tal como el abuelo había ordenado.

Cuando Hyun se sentó en las piernas del alfa, su delgado cuerpo ya estaba rígido como el hierro.

El abuelo presionó su nariz en la piel desnuda de su cuello e inevitablemente se estremeció ante lo repugnante que le parecía aquella acción. Para su desgracia, el abuelo pareció percibirlo de otra forma.

—Mmh... Hueles delicioso, como la putita que eres —murmuró, comenzando a desabotonar la desgastada camisa gris que Hyun llevaba puesta.

—A-abuelo... —tartamudeó nervioso. No era la primera vez que el abuelo lo obligaba a quitarse la ropa para mirarlo y deleitarse con la vista, pero siempre era Hyun quien se desnudaba y se quedaba a una distancia prudente del alfa.

—Cállate. No me hables, maldito seas —gruñó mientras tiraba la camisa al suelo. El alfa sonrió al ver la espalda pálida y huesuda de Hyun. El chico estaba creciendo, para su deleite. Agarrando las caderas de Hyun, el abuelo lo meneó, frotándose contra su miembro ya duro— Quiero que... te quites la ropa y te subas a la mesa. Separa bien las piernas para mí.

Hyun claramente no quería hacerlo, pero sabía que si no obedecía, los golpes y la falta de comida lo torturarían por varios días.

Haciendo caso al alfa, se levantó de su regazo y bajó sus mediocres pantalones junto a su ropa interior para luego subirse a la mesa, mirando con nerviosismo al abuelo.

—Mmm.... —el alfa tarareó, exudando feromonas crudas y fuertes por la excitación que estaba sintiendo. Tocó las rodillas del omega cuando este no las separó y lo hizo él mismo, observando el pene flácido y carente de vellos púbico que tenía para satisfacer sus retorcidos deseos— Recuéstate. Voy a probarte.

Cerrando los ojos, Hyun pegó su espalda a la superficie de madera y esperó a que todo acabara, conteniendo el aire en sus pulmones.

Odio esto.

No era la primera vez que estaba tan expuesto como ahora, ya que en el pasado el abuelo lo había llevado un par de veces al burdel que frecuentaba para obligarlo a desnudarse y abrir las piernas a los alfas con quienes hablaba, diciendo que necesitaba enseñar la mercancía para las futuras negociaciones, cuando su celo finalmente llegara. Y aunque nadie le había tocado en el burdel, se había sentido violentado con todas esas miradas lascivas y palabras obscenas que le había susurrado cuando aún no cumplía ni los diez años.

With you Ω KM.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora