Capítulo 49.

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¿Dónde? —el rugido que brotó desde lo más profundo de la garganta de Jungkook, estremeció a todos, incluso a Kang.

Seokjin apartó la mirada, incapaz de presenciar cómo un hombre, sea bueno o malo, era asesinado de una manera tan salvaje. Taehyung en cambio, mantuvo sus ojos en Kang, su suegro, mientras observaba con verdadera fascinación como Jungkook apretaba su mano en el delgado cuello, enterrando sus garras en la piel y provocando heridas, hasta que finalmente los huesos crujieron y el cuello se rompió.

El hombre murió, y Jungkook soltó un fuerte resoplido mientras lo soltaba con evidente desprecio.

—Señor... —Inguk le llamó, su voz sonaba temblorosa a causa del dolor que le provocaron sus heridas.

Jungkook lo ignoró, moviéndose lejos del cuerpo inerte mientras alzaba su nariz, cerrando sus ojos y moviendo las orejas. Todos se quedaron en silencio, casi conteniendo la respiración, sabiendo que Jungkook tenía los sentidos más agudos y estaba tratando de encontrar a quienes buscaban.

Abrió los ojos justo cuando una nueva explosión estremeció todo el lugar, y una débil sirena comenzó a sonar segundos después.

—¿Qué es eso? —Jongsuk preguntó, notoriamente asustado. Ya tenía los nervios de punta y su pies no dejaba se punzar.

—Fuego —le respondió Seung, su compañero, ajustando el agarre en la cintura de Jongsuk para sostenerlo mejor. Jongsuk se sonrojó inmediatamente— Debemos salir de aquí.

—Mierda —alguien del equipo NIS siseó— Movamos el culo, joder. Morir aplastado o quemado no está en mi lista de últimos deseos.

—¿Jungkook? —Jongsuk le llamó, pero entonces vio junto al resto del equipo como el gran lobo comenzaba a correr sobre sus grandes patas, dejándolos atrás.

—Oh, genial —Namjoon refunfuñó, limpiándose el sudor del rostro.

—¡Vamos, princesas! —Seung gritó— No nos quedemos atrás.

Todos asintieron, volviendo a tomar sus armas como correspondía mientras movían sus pies a toda prisa, intentando seguir el rastro de Jungkook. Los que estaban heridos comenzaron a ser nuevamente arrastrados, siendo los que se quedaban permanentemente más atrás que el resto.

Ω

Un rugido salvaje estremeció el lugar, y Woobin no alcanzó a procesar lo que veía cuando un diabólico animal saltó sobre el hombre que le acompañaba.

Sus ojos se abrieron ante el asombro, el horror de ver como el lobo cerraba su hocico con fuerza alrededor del cuello del beta, clavando sus caninos en la piel hasta que los huesos crujieron y el hombre dejó de gritar y patalear.

Con el corazón golpeando fuertemente contra su caja torácica, Woobin observó la masacre, retrocediendo sigilosamente unos cuantos pasos. Su instinto de supervivencia le advertía del peligro inminente. Y no fue mucho lo que logró alejarse, porque el lobo se incorporó, casi a su altura máxima, y se volteó para clavar sus ojos inyectados en sangre en él.

Mierda.

Pensando rápido, Woobin desenfundó el arma que portaba consigo, dispuesto a disparar y defenderse, pero el lobo rugió furioso y le dio un gran manotazo, golpeándolo en el estómago y haciéndolo caer contra el suelo.

Aturdido, Woobin parpadeó un par de veces para recomponerse y luego comenzó a arrastrarse, intentando alejarse nuevamente del feroz lobo que se cernía sobre él, mostrándole los largos y peligrosos colmillos mientras le gruñía cerca del rostro. Él gritó de puro miedo cuando el aliento caliente del lobo le golpeó con fuerza la piel de la cara.

With you Ω KM.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora