Capítulo 29.

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El olor almizclado y la piel desnuda de Jungkook, mantenían a Jimin bajo un profundo y placentero sueño. Estaba envuelto en el calor de sus brazos, con su cara enterrada en el pecho firme y musculoso de su alfa, aspirando su piel como si su vida dependiera de ello, hasta que el molesto sonido de un teléfono lo despertó, provocando que se removiera perezosamente.

Estiró un brazo fuera del calor de las sábanas, cuando comprendió que era a él a quien llamaban, alcanzando su teléfono que descansaba sobre la mesita de noche, acercándolo rápidamente a su rostro. Cuando abrió los ojos para ver quien le llamaba, los cerró de inmediato, apretándolos con fuerza luego de que la molesta luz lo cegara por un momento.

—Apaga eso —Jungkook gruñó, molesto por el irritante sonido del aparato.

Jimin lo ignoró, intentando volver a leer el nombre que aparecía en la pantalla.

¿Jinnie?

Su estómago se apretó, pensando inmediatamente lo peor. No era usual que Seokjin lo llamara, menos a esta hora, considerando que ya casi no se hablaban.

Algo andaba mal, podía sentirlo.

Sin pensarlo más, Jimin deslizó el dedo por la pantalla para contestar y acercó el teléfono a su oreja, rezando mentalmente porque no fuera nada malo.

—¿Jinnie? —Jimin murmuró, su voz sonaba ronca a causa del sueño.

¡Gracias a los dioses, Mimi! —Seokjin exclamó, sonando bastante afligido— Pensé que no me responderías.

Jimin frunció el ceño, con el corazón galopando fuertemente dentro de su pecho por la preocupación. Intentó alejarse de Jungkook, pero el alfa apretó el agarre en su cintura, negándose a soltarlo. Si hubiera sido otro momento, Jimin habría sonreído embobado y hubiera bromeado con Jungkook por actuar tan posesivo con él, luego se hubieran besado hasta quedar sin aliento, para finalmente acabar con deliciosa ronda de sexo. Pero mierda, definitivamente no era el momento, así que empujó esos pensamientos pecaminosos muy lejos y se concentró en el ingrato de su amigo.

—¿Qué pasó, Jinnie? —prefirió preguntar, sin rodeos, evitando alguna charla innecesaria.

Seokjin soltó un suspiro tembloroso al otro lado de la línea, dejando escapar un pequeño sollozo que Jimin logró escuchar. Y Jimin se alarmó, apartando finalmente el brazo que rodeaba su cintura para sentarse rápidamente en la cama.

—Vamos, no me asustes de esta forma. Dime qué pasó —insistió Jimin— Porque algo pasó, ¿verdad?

Sí, joder —Seokjin balbuceó— Estoy en problemas, Mimi...

—¿Dónde estás? Dioses, dime donde estás y voy para allá ahora mismo —Jimin salió de la cama y comenzó a tomar la ropa que estaba tirada en el suelo para vestirse.

Su cuerpo tembló, pero prefirió ignorar el frío que envolvió su cuerpo desnudo, así como también el dolor de su espalda y trasero por haber follado hasta quedar prácticamente inconsciente. Sabía que debían empezar a controlarse, pero era ese deseo primitivo que los dominaba, y no se detenía hasta que ambos se sentían saciados del otro.

No sé exactamente dónde estoy...

—¿Cómo que no sabes? —Jimin lo interrumpió.

Seokjin suspiró nuevamente.

Mhm... —tarareó— Estaba en un bar y ahora estoy en un hotel.

—¿Qué?

Mira, conocí a alguien sexy que me invitó a follar junto a sus dos amigos, y yo acepté, pensando que sería una experiencia divertida.

With you Ω KM.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora