Capítulo 58.

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—Por la diosa Luna —Jungkook gimió horrorizado. Su precioso rostro todo serio y varonil se había contraído con disgusto, y el periódico en sus manos había sido rápidamente olvidado a un lado del sofá— No puedo creer que realmente irás así.

Jimin se rió, con clara diversión.

—¿Por qué? —su tono inocente hizo resoplar a Jungkook.

—Es una sábana, Jimin. Una sábana blanca con dos agujeros en cada ojo. ¿No pudo ser un disfraz normal?

Jimin frunció el ceño y abultó su labio inferior, ligeramente ofendido por las palabras de su alfa.

—Este disfraz es de lo más normal —dijo, llevando ambas manos a sus caderas— Además, soy un fantasma sexy. Muy sexy, de hecho.

Un gruñido amenazador burbujeó en la garganta de Jungkook, lo que provocó que Jimin volviera a reír.

—¿Qué llevas debajo de la sábana? —exigió saber. Su voz sonaba ronca y tensa, porque era obvio que no estaba para nada contento al tener que dejar a Jimin salir a una fiesta de disfraces con sus amigos, en un club nocturno que para su propio gusto parecía ser de mala muerte.

Porque sí, se había vuelto malditamente posesivo con su omega, y la verdad es que le importaba una mierda lo que el resto pensara sobre eso, porque no, jamás cambiaría su forma de ser con respecto a todo lo que involucrara a su Jimin.

—Mhm... —Jimin tarareó juguetonamente, provocándolo, subiendo poco a poco la sábana blanca. Y Jungkook se atragantó con su propia saliva cuando vio como la tela negra de jeans se ceñía en las piernas de su omega.

El alfa se levantó del sofá como si este quemara y caminó rápidamente hacia Jimin.

—¿Qué es esto? —gruñó, extendiendo su mano y agarrando un puñado de tela para subirla todavía más, dejando al descubierto las exquisitas curvas de su omega.

Jimin se relamió los labios y alzó la vista antes de responder, mirando a través de los agujeros con genuina emoción esos ojos oscuros que parecían hipnotizarlo de alguna manera, perdiéndose en ellos por un momento.

—Mi... disfraz —le recordó tardíamente, volviendo a parecer divertido.

Un músculo palpitó en la tensa mandíbula de Jungkook.

—No irás así.

La orden de Jungkook mandó una corriente eléctrica a través de su vínculo, provocándole a Jimin un gran escalofrío. Incluso sin usar su voz de alfa, era evidente cuánto poder tenía un alfa sobre su omega, pero era el omega quien decidía si se sometía por completo o no.

—No te dejes dominar por nadie...

El recuerdo de la advertencia volvió, acelerando su ritmo cardíaco. La voz de su padre le susurraba una vez más, como solía ser en el pasado.

Pero Jimin la empujó lejos, no queriendo volver a escucharla nunca más. Era muy consciente de que había roto su promesa desde el instante en que conoció a Jungkook, y sinceramente, no sentía remordimiento alguno.

Tomando una rápida y disimulada respiración para calmarse, Jimin alzó las cejas con diversión y dijo:

—Oh, ¿y quién dice que no? —claramente lo seguía provocando, empujándolo a su límite. Pero secretamente disfrutándolo.

—Yo —respondió Jungkook secamente. Porque vamos, él era el alfa, quien se supone debía tener la última palabra.

Jimin se quitó su mediocre e improvisado disfraz para dejarlo caer al suelo sin cuidado, todavía sonriendo. Y Jungkook desvió su mirada a esos labios tan deliciosamente rellenos y suavecitos. Tan rojitos y dulces.

With you Ω KM.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora