Capítulo 1: Cambios

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La pelirroja comenzó a servir la masa para hotcakes en la sartén caliente. Podía sentir el aire que entraba por la ventana y le golpeaba el rostro, lo cual ayudaba con el calor de la cocina. Sacó otra sartén en la que comenzó a freír un poco de tocino mientras seguía con el resto de la comida. Comenzó a colocar los platos en la mesa mientras tarareaba la canción que sonaba por las bocinas, las cuales habían sido un regalo de su madre en su cumpleaños número 20. Cuando escuchaba música en las bocinas podía sentir a su madre cerca. Al terminar de cocinar, comenzó a lavar los platos sucios mientras sus pensamientos divagaban.

—¿Qué tal el desayuno?

La joven giró la cabeza de golpe para ver a su muy embarazada tía Laura recargada en el marco de la puerta. Llevaba una bolsa de papel repleta de cosas en sus brazos.

—¡Maldita sea, tía! —espetó. —No me asustes de esa manera, siempre que entras, lo haces sin hacer ruido.

Laura rio suavemente para observar cómo su sobrina se acercaba a ayudarle con la bolsa.

—Lo siento, Elizabeth. —dijo su tía sobando su estómago. —Creí que a estas alturas de tu vida ya estarías acostumbrada a la vida con espías... y una ex espía.

—Al menos el retiró te ha sentado bien. —sonrió.

Aquel no era su primer verano en casa de su tía. Cada año su madre y ella pasaban parte del verano visitando a la familia de su tío Clint, así lo que había llevado a Elizabeth a desarrollar algunas habilidades para no sorprenderse por las cosas que ocurrían en esa casa. El sigilo era una de esas cosas.

La chica gustaba de pasar los veranos ahí, para ella era divertido pasar todos los días con sus primos, los cuales parecían buscarla el noventa porciento del tiempo. Además, a Laura siempre le iban bien un par de manos extras para hacer los quehaceres durante las misiones de su marido.

—Voy a necesitar que me apoyes con unas cosas. —dijo su tía mientras comenzaba a a sacar las compras. —Tu tío Clint llamó, y al parecer va a venir unos cuantos días. Dijo que tenía que pasar desapercibo antes de regresar a la misión.

—¿Eso que significa? —Elizabeth arqueó una ceja.

— Significa que vas a ayudarme a traer madera para prender la chimenea por la noche. —Laura sacó unas fresas de la bolsa para comenzar a lavarlas. —Lo haría yo si no estuviera cargando otro ser humano dentro de mí justo ahora.

—No te preocupes, lo haré terminando de desayunar.

—Muchas gracias, Liz. —le sonrió. —No sé qué haría sin ti.

Su tía procedió a señalarle la puerta de la cocina con la mirada, así que Elizabeth dejó la comida en el centro de la mesa para salir de la cocina y subir los primeros dos escalones de la escalera.

—¡Cooper, Lila! —gritó para llamar su atención. —¡Ya está el desayuno! ¡Bajen de una vez antes de que los arrastre fuera de la cama!

Antes de regresar a la cocina, Elizabeth recogió unos juguetes que estaban esparcidos por el pasillo para guardarlos dentro de una caja que estaba cerca. Mientras comenzaba a servir el desayuno, los hijos de Laura entraron a la cocina discutiendo sobre algo, lo cual no era novedad. El cabello castaño de Lila estaba bastante despeinado al igual que el de Cooper.

—Gracias por el desayuno, Liz. —dijo Cooper sentándose en la mesa.

Elizabeth le sonrió mientras me servía un vaso de jugo de naranja. Laura fue la última en sentarse, así que probablemente iba a ser la última en terminar.

Red Widow [Peter Parker]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora