Red Widow [Peter Parker]

Capítulo 3: El traje

—Parker, ¿puedes pasarme el desarmador? —dijo Tony sin soltar la flecha. —¿Parker? ¿Me estás escuchando?

El joven castaño se encontraba enfrascado en sus pensamientos. Sus manos estaban ajustando algo en sus lanza-telarañas. Sus labios estaban fruncidos, lo cual era algo que hacía cuando se estaba concentrando. Aquella chica pelirroja no parecía ser la misma que había visto semanas atrás en casa de Barton.

El laboratorio tenía paredes de concreto al igual que todo el lugar, pero la diferencia importante era que ese lugar en específico estaba insonorizado, lo cual hacía esa sala la perfecta para conversaciones secretas, e incluso alguno que otro amorío.

Los pensamientos de Peter se vieron interrumpidos por un golpe en su cabeza, el cual había sido propiciado por nadie menos que Tony Stark.

—¡Auch! —exclamó Peter, quejándose del dolor. —Lo siento, en un momento le paso el desarmador, Señor.

Peter rápidamente le pasó el desarmador para luego volver a trabajar en sus muñequeras. Tony conocía a ese chico demasiado bien como para ignorar. Para él, era normal verlo distraído de repente, pero nunca había necesitado hablarle más de dos veces para captar su atención.

Stark había conocido a Peter algunos años atrás, durante la batalla de Nueva York, donde estuvo ayudando a los Vengadores. Fue extraño para Stark saber que Spider-man tenía 17 años en ese momento, eso tomando en cuenta que ya se sabía de su existencia desde tiempo atrás. Tony comenzó una especie de relación de profesor/maestro con él, que rápidamente evolucionó a ver a Peter como su protegido. Cuando Spider-man le reveló su identidad secreta, Tony puso como prioridad que Peter estuviera a salvo, eso incluía proteger su identidad.

—Niño, se cuando estás sobre pensando algo. ¿Qué te sucede?

Peter suspiró con frustración y puso su rostro entre sus manos.

—La hija de Natasha ya llegó al complejo.

—¿En serio? —preguntó Tony. —Genial, quizás vaya a saludarla en un rato, si es en lo mínimo parecida a Natasha, nos vamos a llevar bien.

—Bueno, yo no creo ser capaz de llevarme bien con ella, Sr. Stark. —levantó su cara. —La vi, ella me vio.

El rostro de Tony parecía algo confundido antes las vagas explicaciones de Peter. El joven parecía esconder su rostro y evitaba que su mentor lo viera.

—¿Acaso ella reconoció tu voz?

—No.

—¿Entonces de que te preocupas? —Tony se sentó frente a Peter. —Cuando estuviste en casa de Barton, todo el tiempo intentaste llamar su atención, cosa en la que fallaste miserablemente.

—No olvides mencionar que también se portó grosera. Fue buena idea mantener mi identidad secreta durante todo ese tiempo. —explicó para al fin voltear a ver a Tony. —Ella parece odiar a los superhéroes, o al menos parece resentirnos a nosotros en específico, pero hoy se portó diferente.

—¿Diferente en qué sentido?

—Se portó amable. Me caí y tiré unas cosas de la mochila, intentó ayudarme y me preguntó si estaba bien. —suspiró. —aun así, fue muy extraño. Intentó sacarme conversación, como si realmente quisiera ser amable.

—Bueno, toma en cuenta que para ella probablemente eres el único civil que viene regularmente a este lugar. —dijo Tony. —Yo creo que quiere tener un poco de normalidad, ella no está acostumbrada a este mundo.

Peter se quedó pensando unos segundos lo que le había dicho Tony. A pesar de todo, él todavía tenía algo de normalidad en su vida. Su tía May desconocía su identidad, y sus mejores amigos, Ned y Michelle Jones, lo seguían tratando como siempre aun sabiendo su identidad. Al ser una identidad secreta, la gente a su alrededor lo seguía tratando como siempre, incluso había gente del complejo que desconocía ese dato.