Capítulo 37: Cita.

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Lo primero que hizo Elizabeth al despertar fue observar a Peter. Su cabello castaño se había envuelto en pequeños rulos durante la noche. Su boca estaba entre abierta dejando que Elizabeth escuchara las respiraciones del chico. A pesar de que Peter aún tenía su brazo sobre la cintura de Elizabeth, ella logró estirar su mano para acariciar su rostro con suavidad. Notó cómo sus pestañas descansaban sobre sus mejillas, casi como si descansaran también.

Ella jamás vió visto tanta paz en el rostro de Peter. Esa mañana fue especial, y ni siquiera por lo que había pasado la noche anterior. Estaban juntos. Realmente juntos. Y a pesar de que había una falta de palabras entre ellos, ambos sabían que no querían estar lejos del otro.

Sentirse feliz no era un sentimiento desconocido para Elizabeth, pero sentirse tranquila si lo era. Quizás no totalmente, pero sí un poco. Sentirse segura en los brazos de Peter se sentía correcto. Cómo si al fin hubiera terminado de armar un rompecabezas con la pieza faltante.

Peter abrió los ojos lentamente y sonrió al ver el rostro de Elizabeth tan cerca.

—Buenos días. —dijo él. —¿Cómo estás?

Elizabeth sonrió con suavidad. —Cansada, desvelada. Creo que ya deberías saberlo. Me mantuviste muy ocupada.

Él rio. —Yo no escuché quejas de tu parte. Todo lo contrario. Creo que la pasaste demasiado bien.

Elizabeth soltó una carcajada y empujó a Peter de forma juguetona. Él rio también, sin esperar que Elizabeth lo tomara por la nunca para besarlo. Elizabeth abrió su boca lo suficiente como para pasar su lengua por el labio inferior de Peter, provocando que Peter la jalara para subirla encima de él. Elizabeth subió una pierna para quedar a horcajadas sobre Peter, quien bajó sus manos hasta sentir la piel desnudas de sus piernas.

Peter se separó de golpe, dejando de besar a Elizabeth, quien aparentemente ya se había sonrojado. Levantó una de sus manos para acariciar debajo de su cuello, y con la otra le apartó un mechón de cabello del rostro. Ella sonrió y se acomodó para recostar su cabeza sobre el pecho de Peter, quedando completamente encima de él.

—Hola... —susurró.

Elizabeth levantó la mirada. Colocó su mentón sobre sus manos y levantó una comisura de sus labios. —Extrañé tus ojos.

Peter no podía dejar de sonreír. No había mejor sensación que sentir la piel desnuda de Elizabeth contra la suya propia. Al fin no había barreras que los separaran. Solo esperaba que esas barreras nunca volvieran a aparecer.

—Quiero que te quedes, Peter. —susurró ella.

Peter posó una de sus manos sobre la cintura de Elizabeth. —Tengo que irme en unos minutos para ir con la Tía May. Prometí que la ayudaría en el comedor comunitario.

Elizabeth frunció los labios y suspiró. —Tú sabes a que me refiero.

—Sí, lo sé. —Peter respiró profundamente. —Quédate en el departamento esta noche.

—¿Quedarme en tu apartamento?

—Sí. —respondió Peter. —Quiero que te quedes conmigo esta noche. Siempre vengo yo aquí. Podemos pedir pizza, ver alguna película.

—¿A Ned no le molestaría que tú y yo...?

Peter agitó las manos con rapidez. —No, no, para nada. Créeme. Cuando recién me mudé con él, hicimos pruebas para saber que tanto se escuchaba el ruido de una habitación a otra.

—Tengo miedo de preguntar cómo lo hicieron.

Peter se sonrojó. —Solo cantamos el tema principal de Star Wars desde casa habitación.

Red Widow [Peter Parker]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora