Capítulo 39: Casa

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Era increíble como pasaba el tiempo. Dos años desde que Natasha se había llevado a Elizabeth con ella. Dos años desde que había podido comenzar a vivir, y ahora su pequeña estaba próxima a cumplir los once años. Había crecido tanto y pronto iba a convertirse en una mujer. Una mujer saludable que iba a poder decidir decidir sobre su propio destino. Una mujer que nunca tendría que pasar por algo tan traumático como lo que ella vivió. Aquello era lo único que Natasha deseaba para su hija, su felicidad y su libertad.

Aquella noche fue demasiado fría. Tan fría que Natasha tuvo que prender el calefactor de su habitación. No era raro que las temperaturas en Iowa bajaran hasta los 10 grados centígrados bajo cero en invierno, por lo que siempre estuvo preparada para esas noches heladas de enero.

Ese día en específico era jueves, una noche de escuela, así que Natasha había acostado a Elizabeth temprano. Había hecho algo ligero para cenar, para asegurarse de que su pequeña pudiera dormir dormir bien. Después de aquello, acostó a su pequeña y se fue a su habitación. Ahí, aprovechó el silencio para revisar un par de archivos que Fury le había encargado.

Natasha tenía dos semanas libres entre misiones, así que aprovechaba para ponerse al día con las cosas pendientes en SHIELD. Desde misiones alternas hasta los nuevos reclutas, no importaba. Natasha quería saber lo más posible para que nada le llegara de sorpresa.

Se esforzaba mucho, tal vez demasiado. Clint se lo decía mucho. Natasha estaba a veces tan enfrascada en el trabajo que se descuidaba ella misma. A veces dejaba de comer u olvidaba ducharse, pero cuando estaba en casa, Elizabeth era quien se encargaba de recordárselo. O al menos de forma indirecta. A veces era pidiéndole a Natasha algo específico para comer, o decirle que quería ir afuera a jugar. Fuera lo que fuera, ambas se cuidaban mutuamente y se protegían.

Aquella noche no fue la excepción.

Natasha bebió tres expresos para evitar caer dormida mientras analizaba un cuestionario que Fury le había dado. Le había dicho que tenía dos semanas para estudiarlo, pero Natasha ignoró aquello y lo quería estudiar todo en esa primera noche. Dejó el libro sobre sus piernas un segundo para darle otro sorbo a su café, escuchando un pequeño golpeteo en la puerta.

—¿Qué sucede, Lirio? —preguntó Natasha.

—Me levanté para tomar agua y no pude volver a dormir. —dijo Elizabeth. —¿Puedo dormir contigo?

Natasha bufó con suavidad. Realmente quería terminar con su trabajo, pero a veces su trabajo tenía que esperar. Dejó el libro sobre la mesita de noche junto con el lápiz que estaba usando. Ya terminaría mañana.

—Entra, cariño. Sabes que siempre tengo un espacio para ti.

La puerta de la habitación de abrió, dejando ver a una Elizabeth vestida con una pijama amarilla y negra. Llevaba un vaso de agua en una de sus manos y una manzana en la otra. Camino hacia la cama hasta sentarse al lado de Natasha, dandole la manzana. Natasha torció la boca con una media sonrisa y Elizabeth se encogió de hombros.

—Supuse que tendrías hambre. Es muy tarde.

Natasha sonrió y mordió la manzana, luego volteó hacia Elizabeth y le sonrió. Sabía que su pequeña se preocupaba por ella, pero no quería agóbiela con sus cosas. Aún era una niña.

—¿Qué haces despierta tan tarde? —preguntó Elizabeth con clara curiosidad.

—Trabajo. Ya sabes cómo es esto. —acarició la mejilla de su hija. —Nick me envió unas cosas para revisar.

—Pero acabas de llegar hace dos días... —dijo Elizabeth, confundida.

—Lo sé, pero quiero terminar esto para poder pasar más tiempo contigo. —Natasha acunó el rostro de su hija. —Te prometo que lo terminaré mañana cuando estes en la escuela, ¿Está bien? Luego podemos ir a comer hamburguesas y al cine.

Red Widow [Peter Parker]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora