Capítulo 13: El soldado perdido

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Al igual que Natasha, Steve jamás había siquiera pisado Bucarest. Era su primera vez en Rumania, pero afortunadamente habían logrado dar con el pelinegro con rapidez. Para suerte del rubio, habían logrado localizar a Bucky en un mercado callejero, por lo que habían conseguido que el pelilargo aceptara hablar con ellos sin rechistar. Estaban sentados en el apartamento de Bucky, sin decir ninguna palabra. James había hecho un buen trabajo al esconderse sin llamar la atención de los locales, había pasado desapercibido y había logrado mantener una vida tranquila. La llegada de Natasha y Steve se sintió como un intento de arruinar aquello.

Por el contrario, Steve estaba desconcertado. No entendía porque Bucky no estaba feliz en lo más mínimo de que lo hubiera encontrado. Steve lo estaba. Aún no podía creer que su mejor amigo estuviera vivo y lejos del ojo público. Era obvio que el pelinegro ya no era el mismo chico alegre y confiado que había caído de aquel tren hace tantos años, pero Steve parecía estar en negación.

El apartamento de James era pequeño, con dos micro habitaciones y un baño. Apenas tenía lugar para dos sillones y una televisión vieja. La cocina estaba limpia, pero desgastada y con astillas. Era muy obvio que Bucky no pensó en hacer reparaciones. Los grifos estaban oxidados y había una gotera justo encima del comedor, pero como no había llovido solo se veía una mancha en el techo.

—¿Por qué me buscaron? —preguntó James con seriedad.

Natasha estaba cruzada de brazos, parada detrás de aquel sofá deslavado color crema que estaba en la sala de Bucky. Steve estaba sentado frente a James, quien tenía una expresión de hartazgo. Su brazo de metal estaba descubierto, y estaba usando una camiseta de manga corta lo cual resaltaba la diferencia entre ambos brazos. Steve se recargó en sus rodillas, intentando tener un tono calmado.

—Queremos ayudarte, que regreses a los Estados Unidos con nosotros. —su voz sonaba sincera. —Podemos ayudarte, a que tengas una vida normal de nuevo.

Bucky rio con sarcasmo, pero no era una risa estruendosa, era una risa bastante suave. —No sé si te has dado cuenta, Rogers, pero jamás podré tener una vida normal de nuevo. Debería estar anciano, si no es que muerto.

Natasha seguía inmóvil, sentía que estorbaba. Olvidó por un segundo porque decidió acompañar a Steve a intentar convencer a su mejor amigo para someterse a procedimientos que lo ayudaran, pero en cuanto miró el rostro preocupado de Steve, lo recordó. Necesitaba cuidarle el culo y evitar que tomara riesgos estúpidos.

—¿Cuánto tiempo llevas siendo el soldado del invierno? —preguntó la pelirroja.

Bucky lo pensó unos segundos. —No lo sé, tal vez sesenta, setenta años. Es bastante obvio que no llevo las cuentas.

—¿Y sabes cómo activarlo? — el pelo negro asintió. —Bien, creo que podemos pedirle a T'Challa que te ayude.

Steve volteó a verla, extrañado.

—¿T'Challa? ¿Crees en serio que pueda ayudarnos? —Preguntó Steve, mirando a Natasha

—Por supuesto, Clint me dijo que había conseguido acercarse a él durante la puesta de la ONU. —respondió. —Tal parece que él y el rey de Wakanda tienen mucho en común. Dijo que su hermana podría ayudarnos.

—¿Quién mierda es Clint? — preguntó Bucky, confundido.

—Alguien que ya te tocará conocer en caso de que aceptes nuestra ayuda. —contestó Steve.

—¿Qué es lo que quieren a cambio? —cuestionó.

—Nada, lo juro. Te prometí que siempre estaría a tu lado. Solo quiero ayudarte.

Red Widow [Peter Parker]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora