Capítulo 34: Reencuentro.

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Los largos pasillos de la habitación roja parecían achicarse con el paso de los años. La humedad había logrado colarse entre los huevos y rincones del lugar con facilidad, provocando así un olor bastante fuerte y cansino que impregnaba todo el recinto.

En aquella sala de entrenamiento, Yelena y Kalisha habían estado entrenando por semanas. Su ceremonia de graduación se acercaba con rapidez, y sabían que necesitaban estar lo más fuerte posibles para sobrevivir a aquello.

Aquel entrenamiento fue cansado, y parecía que se intercambiaban de lugares para someter a la otra. Kalisha siendo la vencedora de aquel enfrentamiento de turno donde dejó a Yelena sin aire.

Kalisha y Yelena se conocía desde hacía un par de años ya, y Kalisha había comenzado a trabajar con Melina hacia casi seis meses. Aquello le daba beneficios que compartía con su única amiga del lugar. Colchones más suaves, comidas un poco más condimentadas, e incluso en alguna ocasión logró obtener ropa nueva. Todo aquello simplemente por ayudar a Melina con sus investigaciones.

Apenas tenía dieciséis años, y ya estaba siendo observaba junto con Yelena para volverse parte de escuadrones más importantes. Yelena era excelente peleando, de eso no había duda, pero Kalisha era más valiosa por su cerebro que por su fuerza bruta. Ambas se complementaban muy a la hora de pelear, y lograron aprender bastante la una de la otra. Muchas personas incluso consideraban que peleaban como un espejo. Totalmente sincronizadas y sabiendo los movimientos de la otra, siendo aquello algo valioso que haría que las asignaran a las mismas misiones en el futuro.

Kalisha le ofreció su mano a Yelena y esta la tomó con un bufido. Al levantarse, la rubia tronó su espalda y cuello, intentando relajarse un poco. Sabían que había posibilidades de que su ceremonia de graduación fuera una contra la otra, pero era una probabilidad tan baja que ni siquiera les preocupaba.

—Te hace falta practicar tu defensa. —dijo Kalisha. —Sigues descuidando tu lado derecho, Belova.

—Sabes que desde el entrenamiento en Bucarest tengo problemas con mi brazo derecho. —contestó Yelena mientras estiraba su brazo con una mueca.

—Justo por eso tienes que practicar. Sigues actuando por ira y no por instinto.

Yelena se cruzo de brazos, burlona. —¿Y cuál es la diferencia?

Kalisha camino lentamente hacia la puerta, dándole la espalda a Yelena.

—La ira es un sentimiento que puede llegar a ser irracional. Puede joderte la cabeza y arruinarte una pelea si te enfocas solo en atacar, dejándote en peligro y desprotegida. —sacó un cuchillo del cinto de su cadera para tirárselo a Yelena, quien lo atrapó con su mano derecha. —El instinto te ayuda a sobrevivir. Intenta hacerle caso que por eso te acercaste a mí, ¿Recuerdas?

Yelena rio con suavidad mientras guardaba el cuchillo en su cinturón. —No podría olvidarlo ni aunque lo intentara. Ese mismo día me pateaste el culo durante el entrenamiento, Thompson.

—Y tú lo hiciste cuatro veces seguidas después de eso. —caminó para salir por la puerta. —Digamos que estamos a mano, ¿Te parece?

Yelena sonrió burlona para seguir a Kalisha a través de la puerta, saliendo así afuera de la sala para ser revisadas y despojadas que todas las armas que utilizaron para entrenar. Desde cuchillos hasta pistola les fueron despojados. Probablemente si hubieran tenido un bolígrafo también se los hubieran quitado.

Aún así, ambas tenían ciertas ventajas gracias a la otra. Yelena conseguía mejor comida y ropa de vez en cuando, además de tener acceso a las diferentes áreas de entrenamiento. Aquello le era bastante beneficioso y la mantenía en buen estado de salud. Kalisha, por su parte, había conseguido su puesto gracias a su amistad con Yelena, pero aún no estaba consciente de aquello. Ventajas de que Yelena no hablara de su pasado, probablemente.

Red Widow [Peter Parker]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora