Capítulo 8: Vigilancia

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Aquella tardé, Elizabeth había intentado portarse como una persona normal. Estaba demasiado nerviosa como para fingir tranquilidad, y por supuesto que Clint se había dado cuenta. Ella había logrado convencerlo de que se sentía así por las clases, pero no sabía cuánto iba a durar esa farsa. Ya que el complejo estaba prácticamente solo, aquel día había sido para ellos dos. Habían estado mirando las películas de Harry Potter y comiendo palomitas toda la tarde, pero el sol ya se había ocultado. Clint soltó un bostezo en medio de "El prisionero de Azkaban""

—¿Tan temprano y ya cansado? —dijo Elizabeth, burlándose.

—Me gustaría decirte que no, pero la verdad es que siento que se me están cerrando los parpados. —se rio.

Clint estaba abrazando a su sobrina por los hombros, además de tener recargada su cabeza sobre la de ella. No sabía en que momento exacto, aquella niña que había rescatado hace tantos años había crecido.

—Se que apenas son las diez y media, pero ¿No deberías irte a dormir de una vez? —Elizabeth se estiró. —Si no vas a disfrutar el reencuentro de Sirius y Remus, deberíamos dejar la película para otra ocasión.

Clint soltó una carcajada para mirar a Elizabeth.

—Quizás tengas razón. —suspiró. —Ayer me desvelé bastante, estuve ayudando a Fury con unas cosas para la misión que tendré con tu madre.

—Aún me sorprende que hayas aceptado. —se alejó para poner pausa a la película. —Al fin parecía que ibas a poder descansar un poco, pero —se levantó. —yo si me voy a descansar.

Clint soltó un bostezo y se estiró para tomar el control y apagar la televisión.

—Yo igual. —se levantó y rascó su nuca. —Iré a dormir antes de desmayarme en estos sillones tan duros. —Se levantó para acercarse a Elizabeth y darle un beso en la cabeza. —Recuerda que estoy en la habitación del fondo. Descansa, niña, no te duermas tan tarde.

—Lo intentaré. —dijo alejándose un poco. —No olvides que mañana tienes que levantarte temprano para tu reunión con Nick.

—Sí, sí. — dijo mientras se dirigía a su habitación. —Ya tengo la alarma puesta, no te preocupes.

Cuando estuvo segura de que Clint se había metido a su recamara, Elizabeth se dirigió a la propia casi corriendo. Cerró la puerta con llave y sacó la caja de su closet para ponerle en el piso. Se sentó frente a la caja y sacó el traje con cuidado. Miró la hora en su celular y soltó un suspiro. ¿Realmente quería arriesgarse? ¿Qué iba a sacar de eso? Absolutamente nada, claro, además de la experiencia. Se quedó pensando unos segundos, cuestionándose hasta su propia existencia. Si todo salía bien nada malo pasaría, solamente tendría una buena historia para contarle algún día a sus hijos, pero si algo salía mal estaría arriesgando demasiado.

—A la mierda. —susurró para sí misma.

Sacó el traje de la caja, y sin pensarlo dos veces comenzó a cambiarse. Sintió el frio del cuero pegarse a su piel, abrazándola con delicadeza, con la diferencia de que ahora se sentía cómoda con el traje. Se miró en el espejo y se cruzó de brazos, intentando hacer la pose que solía hacer su madre cuando peleaba. Se veía como ella, el mismo cabello rojo y los mismos ojos azules, pero aun con el parecido físico algo la delataba. Quizás su falta de experiencia real, o tal vez solo los nervios, pero ni de lejos parecía imponer el mismo respeto que su madre. Se hizo un moño en el cabello para luego ponerse la máscara. Se la acomodó un par de veces más antes de voltear a su reloj de pared, en el cual se veía la hora, 10:59 PM.

Se acercó a la puerta de su habitación esperando escuchar pasos, o algo parecido, pero nada. Suspiró en señal de alivió para después escuchar unos golpecitos en el cristal de su ventana. Se dio la vuelta y miró a su amigo arácnido pegado de su ventana. Se acercó para abrir las cortinas y sonreír. Quitó el seguro del ventanal para que el chico pudiera entrar. Ya dentro, él se rasco la nuca y la miró por unos segundos, admirándola.

Red Widow [Peter Parker]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora