Elizabeth se estaba mirando al espejo del elevador. Era extraño verse así misma de esa manera. Los vestidos largos nunca habían sido su estilo, solamente los usaba cuando tenía que hacerlo. No era que los odiara, simplemente no se sentía ella misma usándolos. Siempre había optado por vestir cosas sencillas que evitaran que llamara la atención. Se sentía cómoda mezclándose entre la multitud, sentía que podía ser ella misma sin tantos ojos mirándola.—No puedo creer que me hayas traído. —le dijo a su madre. —Siento que solamente iré a hacer el ridículo.
Natasha la abrazó por detrás para después tomarla por los hombros. —No podrías hacerlo, aunque lo intentaras. Te ves preciosa.
La pelirroja se miró en el espejo. Su cabello estaba recogido, dejando ver unos aretes redondos color dorado. Aquel vestido azul le cubría hasta el cuello, pero casi toda su espalda estaba descubierta. Era un simple vestido satinado, el cual le quedaba lo suficientemente holgado como para sentirse cómoda, pero sin verse desaliñada. Los zapatos eran negros y abiertos, pero no era muy altos. No era como si no supiera caminar en tacones, simplemente no lo hacía seguido.
Natasha estaba feliz por alguna extraña razón. Aquella fiesta se había hecho con el objetivo de atraer una viuda, pero todo estaba tan planeado que nadie se daría cuenta de aquel plan aún si alguna viuda intentara atacar. Le preocupaba un poco el hecho de que su hija pudiera enterarse sobre la misión, pero realmente quería que su hija disfrutara de una noche entre su mundo. Quería que viviera lo mismo que ella cuando estaba rodeada de aquellos que consideraba su familia.
Su vestido era muy diferente al de su hija. Era negro, apretado, y con un cuello en uve que tenía profundidad hasta debajo del pecho. Por detrás, se veía bordado una figura de reloj de arena, el cual no se notaba a simple vista. Llevaba el cabello en ondas y traía un maquillaje más cargado en comparación al de Elizabeth, el cual se veía muy natural.
A pesar de ser tan parecidas, aquella manera de vestirse no las hacía ver como si estuvieran relacionadas.
Las puertas del elevador se abrieron, y se dejó ver un pasillo blanco con una alfombra negra. La primera en caminar hacía el salón fue Natasha, y minutos después su hija la siguió. Al entrar por la puerta, se quedó impresionada por el tamaño de aquel lugar. Había fotógrafos, luces brillantes, y demasiada gente como para poder encontrar a alguien en específico. Siguió caminando con su pequeña cartera entre sus manos. Intentaba pararse erguida, pero algo en ella no se lo permitía del todo.
Se sentía en una fiesta de celebridades, como intrusa, y sabía que de alguna manera lo era. Tantas personas importantes, tantas primicias que podría conseguir, pero nada que tuviera que ver con ella. Un cero a la izquierda en un lugar lleno de estrellas.
—Hola, Mini Romanoff. —dijo una voz detrás de ella.
Elizabeth volteó para mirar a Tony junto a una mujer con el cabello rubio afresado. Ambos iban vestidos de una manera elegante, y el vestido de ella era precioso. Elizabeth notó que la tela era satín, y que probablemente valía más que todo un semestre en su universidad.
—Buenas noches, Tony. —dijo Arreglándose el vestido. —felicidades por el compromiso, gracias por invitarme.
—Gracias a ti y a tu madre por acompañarnos. —sonrió para señalar a su compañera. —Permíteme presentarte a mi prometida, Pepper Potts.
—Es un gusto conocerte, Elizabeth. —le sonrió. —Tu madre me ha contado mucho de ti. Hizo un muy bien trabajo escondiéndote. Al principio no le creí que tuviera una hija.
—Tomare eso como un cumplido, señorita Potts. —sonrió. —Es una fiesta agradable.
—Me alegra que la disfrutes, Elizabeth. —tomó a Tony por el brazo. —Diviértete, tenemos que hablar con el resto de los invitados.
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Red Widow [Peter Parker]
Fanfic"-No me gusta mentir, odio hacerlo, pero odiaría más que algo les pasara por mi culpa. -torció la boca. -Es parte de la vida del héroe, mentir es algo que sale natural. -No tienes que darme explicaciones de eso, Araña. -respondió Elizabeth -Lo sé -s...