Capítulo 15: Fuego

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La pelirroja tenía 4 tazas de café dentro de su sistema. Habían pasado un par de días desde que empezaron a revisar aquellas cajas llenas de archivos de aquella terrible organización. Steve y Bucky estaban charlando en la sala, mientras que Natasha rebuscaba en las cajas en la habitación de huéspedes. Llevaba tanto tiempo enfrascada en aquello que no había notado que el sol estaba en su punto más alto.

La desesperación que sentía era comparable a la de un animal moribundo, buscando por cualquier cosa útil, por más mínima que fuera, pero por más que buscaba no encontraba nada de utilidad. Sus dedos tenían algunos cortes causados por el papel, pero no se detenía.

Steve entró a la habitación con delicadeza. Sabía que Natasha tenía un muy buen oído, así que no se asustaría si entraba sin tocar.

—Deberías tomar un descanso. —dijo recargándose en el el marco de la puerta. —Llevas ahí desde que te levantaste. No has comido, y esas ojeras me dicen que no has dormido desde ayer.

La camiseta blanca le quedaba ajustada, y sus pantalones de mezclilla se veían bastante suaves. En definitiva, se veía bastante más presentable que ella, quien llevaba una camisa negra de tirantes y un pantalón lo suficientemente corto como para dejar ver sus muslos. No acostumbrada usar esa ropa frente a otras personas, pero frente a Steve no parecía haber problema

La pelirroja levantó la mirada para mirar a al rubio y frunció el ceño.

—En vez de estarme regañando deberías sentarte y ayudarme.

—Te estás sobre saturando, Tasha. —dijo en tono preocupado.

Su mirada se veía vacía. —Y tú estás haciéndome enojar, Steve.

Steve se sentó al lado de ella y le tomó las manos con fuerza, lo cual provocó una mirada furiosa en la mujer. —¿Qué mierda te pasa, Steve? —exclamó intentando soltarse.

—Natasha...— susurró intentando que ella lo viera. —Nat, escúchame.

—Suéltame o voy a patearte el culo tan fuerte que te mandaré al hospital. —continuó luchando en vano. —¡Mierda!

—Cariño, tranquila, intenta respirar. —se acercó un poco a ella mientras ella comenzaba a relajarse. —No puedes engañarme, algo te tiene preocupada. Dime que tienes, Tasha.

Natasha lo miró aún con el ceño fruncido. —Te dije que no me llamaras así...

—¿Así cómo? —dijo con una sonrisa mientras le apartaba el cabello de la cara.

—Cariño... —suspiró para luego mirarlo. —Perdón, Steve. No debí haberte gritado.

—Quizás yo no debí interrumpirte. —soltó las manos de la mujer con cuidado. —Cuéntame, ¿En qué estás evitando pensar? Desde que llegamos te has portado diferente, no te has detenido un solo segundo. Eso solo lo haces cuando quieres evitar que tu mente saque conclusiones.

Natasha bufo y se cruzó de brazos. —Es estúpido. Si te lo digo vas a pensar que soy una loca.

—Eso lo dudo, para locos ya tenemos a Tony.

Ambos rieron con suavidad, lo que provocó que quedaran todavía más cerca. Ambos podían sentir el aliento de otro, y la tentación estaba tan cerca que era difícil ignorarla. Natasha rompió las miradas y miró hacia la caja mientras se acomodaba el cabello.

—Es sobre Elizabeth. —volteó de nuevo hacia Steve. —Creo que ella y Peter tienen algo, y eso me preocupa.

—¿Por qué habría de preocuparte? —se recostó contra la base de la cama. —Él es un buen muchacho, Tony y yo te lo hemos dicho miles de veces. Dale el beneficio de la duda.

Red Widow [Peter Parker]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora