Capítulo 21: Terapia

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Clint Barton nunca había tenido tanto frío. El frío de Budapest era único en su clase, un frío seco que te hacía sangrar la nariz si pasabas mucho tiempo afuera. Clint se abrazó a sí mismo con un brazo, y con su mano libre, aprovechó para darle una última bocanada a aquel cigarrillo. Un hábito poco saludable que lo ayudaba a calmar sus nervios en misiones como aquella. Se preparó para entrar de nuevo al Quinjet, esperando que poco a poco el calor de la nave lo ayudara a regular su temperatura.

Natasha estaba reunida con Nick Fury, quien la estaba entrevistando para una posición dentro de SHIELD. Estaba bastante lejos de Rusia, y estaba preocupada. Estados Unidos era un lugar nuevo para ella, y no ayudaba el haber tenido que dejar a su hija sola, confiando en que alguien prácticamente desconocido iba a velar por su seguridad. Clint no le había dado razones para dudar, pero Natasha sabia perfectamente que las personas aparentemente más amables, podían ser las más traicioneras.

Clint entró con rapidez al Quinjet y observó a la única niña que estaba sentada en la silla. El resto de las niñas ya estaban bajo la custodia de SHIELD. Encontrar a Elizabeth había sido más tardado de los previstos, pero Clint sabía que no podía simplemente rendirse en su búsqueda. Miró los cabellos rojizos de la pequeña, los cuales estaban algo enredados. Sus manos se aferraban a un oso de peluche, y podía notar aún desde lejos el miedo que sentía la pequeña.

Se acercó con cuidado a la niña y se agachó frente a ella.

—Hola, pequeña. —su voz intentaba sonar amigable. —¿Cómo estás? ¿Cuál es tu nombre? —nada. —No eres de muchas palabras, ¿verdad?

La niña se encogió de hombros. Por un momento, Clint creyó que la niña no lo entendía. Por un momento pensó qué tal vez solo hablaba ruso, pero como respondía las preguntas con gestos, esa opción quedaba descartada.

—¿Tienes hambre? —la pequeña pelirroja asintió. —Espera, deja te consigo algo de comer.

Clint se levantó y caminó hacia una caja, en la cual contaban con bastantes provisiones. Abrió la caja y comenzó a rebuscar. Encontró latas de atún, botellas de agua, sobres de sopa, pero no había mucha variedad ahí dentro. Cuando estaba a punto de rendirse, encontró un pudín de arroz, el cual decidió prepararle a la pequeña.

Mientras seguía las instrucciones del paquete, volteó hacia la niña, quien estaba pataleando al aire. Clint terminó de prepararle el pudín y se acercó para dárselo. La pequeña comenzó a comer y sonrió. Hacía mucho tiempo no había probado algo dulce, probablemente más de dos años. Clint le sonrió de vuelta y volvió a ponerse en cuclillas frente a ella.

—¿Ahora podrías decirme tu nombre?

La pequeña tragó lo que tenía en la boca y se limpió con la manga de su suéter.

—Me llamo Elizaveta, pero mi madre me dijo que diga que me llamo Elizabeth. —volvió a comer. —Dicen que para ustedes es más fácil de pronunciar.

Clint rio con suavidad. —Tu mamá tiene razón, Elizabeth. Espero que no te moleste que te llame así.

Negó con la cabeza para luego mirar a Clint. —¿En serio sabes quien es mi mamá?

Clint sonrió. —Se podría decir que somos amigos. Me dijo que te llevara con ella.

—¿En serio?

—Algo así, es difícil de explicar. —se rio con suavidad. —Ahora acomódate, tenemos que ir con ella, y no quiero que te lastimes.

Clint se dió la vuelta, pero un agarre sobre su mano hizo que no pudiera avanzar mucho. Volteó la cabeza y clavó su mirada en los ojos llorosos de Elizabeth.

Red Widow [Peter Parker]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora