El amor es peligroso. Natasha tuvo que aprender aquello a una edad temprana. Quizás demasiado temprana.
Todo empezó en Ohio. Su recuerdo más Preciado y doloroso, el recuerdo que hacía que se levantara cada día en la habitación roja. La poca esperanza que aún mantenía en su mente era gracias a esos días soleados y esas noches tranquilas de Ohio, momento que ahora se sentía como un sueño lejano que apenas podía recordar.
Ella nunca creyó encontrar otro rayo de luz dentro de un lugar tan oscuro y hostil como lo era la habitación roja.
Unos pocos meses atrás, Natasha estaba cumpliendo dieciséis años, su ceremonia de graduación había sucedido, y la decisión sobre su cuerpo se le había sido arrebatada. Aún después de esos meses, Natasha solia ver las cicatrices que marcaban su vientre, como si con la pura mirada fueran a desaparecer.
Suspiró mirándose al espejo de aquel cuarto compartido, en el cual había otras nueve mujeres, y todas ya habían sido sometidas a la histerectomía involuntaria que forzaba la habitación roja. Todas ellas se veían mejor que ella, al menos de ánimo. La mayoría de ellas estaban rotas. Perdidas sin saber que lo estaban. Natasha no lo estaba, o al menos no del todo.
Pero entonces algo extraño pasó ese día.
Se quedó sola en su habitación por un par de minutos antes de salir, y sintió algo crujir bajo su almohada al sentarse. Se levantó con rapidez para encontrar una carpeta amarilla con unas palabras en ruso en el frente, lugar donde se leía "Proyecto Anastasia".
Natasha levantó su mirada, intentando ver si alguien estaba observándola, pero no había nadie. Volvió a dejar la carpeta donde la había encontrado al principio y salió de ahí, sabiendo que iba a tener que escaparse esa noche para leerlo.
El entrenamiento de ese día pasó sin novedades. Algunos golpes y un que otro grito llenó las paredes de esa vieja academia. Llegó demasiado cansada a su habitación, donde tuvo que prepararse para ir a su hora de recreación diaria. Aunque decirle recreación era ser benevolente. Eran actividades hechas con el objetivo de suavizar a las viudas antes los guardias y las viudas mayores, por lo que para Natasha era su parte menos favorita del día.
Aún así, no pudo apartar sus pensamientos de esa carpeta amarilla que parecía estar gritando su nombre. Así que, Natasha escapó ese día para buscar el regreso a su habitación.
Entró con cuidado de no hacer ruido y descanso al encontrarse totalmente sola. Sonrió para su misma y se sentó en su cama, la cual estaba cubierta por sábanas blancas y rosadas. Levantó un poco su almohada para tomar la carpeta y abrirla, leyendo algo que, aún sin saberlo, iba a cambiar su vida para siempre.
Comenzó a leer la información de ahí dentro y se enteró de cosas de las que no debía haberse enterado. Cosas a las que solo alguien de altos mandos podía acceder sin restricciones.
Aparentemente había habido un experimento, el cual había sucedido hacia algunos meses. Natasha leía aquellas palabras sin creerlas realmente. Aparentemente ninguno de los investigadores involucrados pensó que funcionaría; ¿úteros artificiales? sonaba a algo sacado de una película de ciencia ficción, y a pesar de todo, de alguna manera aquel raro experimento resultó ser un éxito según ese archivo.
Supuestamente esos científicos habían encontrado la forma de crear a las viudas ideales, y con eso, tendrían el poder de crear armas genéticamente perfectas desde antes de su concepción. Ahí escrito se podían ver todos los objetivos de los altos mandos. No querían nada menos que la absoluta perfección, y estaban dispuestos de utilizar el material necesario, aún si eso significaba sacarlo de las viudas que ya estaba en la academia. Lo que Natasha no esperó fue que una de sus primeras víctimas sometidas era ella misma.
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Red Widow [Peter Parker]
Fanfiction"-No me gusta mentir, odio hacerlo, pero odiaría más que algo les pasara por mi culpa. -torció la boca. -Es parte de la vida del héroe, mentir es algo que sale natural. -No tienes que darme explicaciones de eso, Araña. -respondió Elizabeth -Lo sé -s...